Sé que las victorias, al principio, pueden ser extremadamente sencillas, y un simple esfuerzo es más que suficiente para lograr tan ansiado propósito, pero con el tiempo, y las sucesivas mejoras, las disputas con nuestro eterno rival se volverán despiadadas y crueles. Ahora el mero afán de superación no será motivo suficiente como para otorgarnos con facilidad la codiciada hegemonía del presente. ¡Y llegará...! claro que llegará el miserable día en el que esa corona laureada exigirá un precio tan elevado que nos precipitará de manera ineludible al fracaso, mientras que "el tiempo", juez al que siempre creímos amigo por otorgarnos la supremacía del ahora, señalará como vencedor a nuestro oponente. Y así, tristemente y de manera irremediable, sin haber sido conscientes de ese momento sublime, dejaremos atrás "el mejor yo" de toda nuestra vida."
Bueno con de esta breve introducción romántico-filosófica quiero señalar a dos protagonistas que se anteponen al rendimiento: el ego y el tiempo. Está claro que con el segundo poco podemos hacer..., no ocurre lo mismo con un exceso del primero.
Este post viene un poco por la excesiva entrega con el que algunos acometen sus entrenamientos. Creo que la alta intensidad es como un veneno que debe ser suministrado a bajas dosis para hacernos mejorar, porque un exceso acabará a buen seguro con nuestro rendimiento primero y nuestra salud después.
No es infrecuente ver a personas que comienzan a entrenar guiados por monitores de última generación formados según el método Osmin. Ahora parece existir una mayor tendencia a hacer uso de eso que se llama entrenador personal, algo que puede estar bien para quien pueda permitírselo, siempre y cuando se escoja al preparador adecuado, que haberlos haylos, pero no toda la culpa la tiene el entrenador, ¡qué va!, una buena parte de ella recae precisamente en el sujeto que decide contratar el servicio, y no por el echo de contratarlo, sino por el afán de arreglar en poco tiempo lo que costó mucho alterar. De este modo, nuestro "amigo" en cuestión, que arrastra un sobrepeso considerable, se somete a una tortura diaria guiada por un despiadado monitor de sala que parece sacado de la Santa Inquisición. Series, superseries y series gigantes son ejecutadas por doquier, arrastrándole en un constante sufrir, como quien trata de expiar la culpa de sus pecados, mientras es azuzado por el instructor, más preocupado por el dolor de su pupilo que por la estricta ejecución de los ejercicios.
Esta representación, aquí ficticia, puede ser, tristemente, una realidad apreciada con relativa frecuencia. ¡Y no!, este no es el camino para arreglar las cosas. Partimos de la base que las personas obesas o con un sobrepeso considerable de tipo abdominal, presentan una sensibilización de su eje hipotalámico-hipofisario-adrenal, ¿esto que significa?, pues que en condiciones normales van a segregar más cortisol que una persona delgada, algo que las hace más susceptibles de padecer síntomas de estrés. O dicho de otro modo, las personas obesas tienen menos capacidad para soportar el estrés, sea del tipo que sea. Pero además, los niveles de testosterona son inversamente proporcionales a la cantidad de cortisol secretado. Existe una relación entre los bajos niveles de andrógenos y el grado de obesidad, y a su vez una relación entre la obesidad y la resistencia a la insulina. De tal forma que el aumento en la relación cortisol/testosterona (C/T)es un indicativo fiable de la acumulación de grasa visceral. Es decir, con estos entrenamiento de excesiva intensidad estaremos a buen seguro disparando los niveles de cortisol, los cuales se opondrán con contundencia al cambio y además estarán disminuyendo los niveles de testosterona, ya de por sí bajos en personas con obesidad abdominal. Pero si además añadimos dietas restrictivas, algo nada descabellado para quien trata de mejorar en poco tiempo, las posibilidades de sobreentrenamiento aumentan de manera exponencial, de hecho la mencionada relación cortisol/testosterona es un indicador utilizado para determinar la existencia de estrés crónico. Pero no solo los aumento de cortisol se correlaciona con una baja secreción de testosterona, lo mismo ocurre con la hormona del crecimiento. Es decir, no encontramos que las dos hormonas anabólicas más importantes se encuentran deprimidas.
El papel de la testosterona parece centrarse en los siguientes puntos:
- Aumento de la lipólisis mediada por las catecolaminas, al aumentar el número de receptores beta 3 adrenérgicos en los adipocitos, además actúa principalmente en la grasa metabólicamente más activa, la visceral.
- Inhibición de la lipoproteína lipasa adiposa (más información aquí) lo que disminuye la hidrólisis de la lipoproteínas circulantes, previniendo la captación de los triglicéridos contenidos en ellas.
- Aumenta la traslocación de los transportadores GLUT-4, elevando la captación de glucosa.
- Incremento de la oxidación de lípidos.
- Inhibición de la secreción de testosterona, produciendo los efectos contrarios a los mencionados.
- Aumento de la síntesis de glucosa hepática (gluconeogéneis) y lípidos.
- Inhibición de la síntesis de glucógeno.
- Disminución de la secreción insulínica, alterando la sensibilidad de esta hormona a nivel periférico.
Es por todos estos motivos mencionados, que nuestros esfuerzos pueden dar tan pobres resultados; y lo más normal es que aquellos desdichados que quieren solucionar rápidamente el sobrepeso adquirido a lo largo de años, pueden ver frustrados su intento, precisamente por un excesivo ímpetu a la hora de solucionar un problema "bien gordo".
Pero no solo las personas obesas o con sobrepeso se encuentran bajo el riesgo del sobreentrenamiento, los atletas avezados también podrían aumentar la relación C/T, si con excesiva frecuencia se entregan a entrenamientos extenuantes, eso sí, con mucha mayor dificultad en la medida en que tienen menos grasa corporal, pero lógicamente exentos no nos encontramos ninguno. Pues nada, recordad la intensidad (mejor dicho la alta intensidad) es un veneno que ha de ser suministrado en dosis muy controladas para que no resulte letal. ¡Buen entrenamiento!
Hola, con relación a los niveles hormonales, qué sucede durante la lactancia prolongada metabólicamente hablando? Ahora mismo ya voy por 10 meses (sin regla todavía) y hay diferencias entre mujeres, mientras unas ya tienen regla después de la cuarentena, otras como yo todavía no y puede durar hasta 2 años si continúo (es mi intención si mi peque quiere), mientras en otros casos se pierde mucho peso, en otros se gana (me refiero siempre a casos en la que no se tiene una dieta desordenada claro está), en mi caso el bajo nivel de estrógenos que tengo ahora me está ayudando a disminuir unos miomas que se me desarrollaron al quedarme embarazada, pero sí observo que me cuesta perder 2-3 kilillos para permanecer en mi peso de siempre mido 1.58 y ahora mi peso ronda los 57), sigo con dieta sin gluten, lácteos y moderada en carbohidratos complejos (algo de arroz, alguna legumbre, boniatos, fruta...). Muchísimas gracias por tus post estoy aprendiendo muchísimo :).
ResponderEliminar¡Hola Luisa!, generalmente lo que suele ocurrir con la lactancia es que progresivamente irás perdiendo peso en la medida en que sigas una dieta equilibrada, no hipercalórica, de hecho parte de tu grasa será reutilizada en la producción de leche, por tanto, ten un poco de paciencia porque seguro que esos 2-3 kilillos no tardarán en "caer". Cuanto más tiempo te mantengas la lactancia mejor para los dos.
Eliminar¡Un saludo!
Nuevamente el tiempo y la constancia son nuestros mejores personal trainer. En mi caso no puedo permitirme uno. Aunque los conozco y buenos. Voy tirando con vuestros buenos consejos y la prueba-autoexperimentacion.
ResponderEliminar¡Hola Jesús!, sí que hay buenos entrenadores, eso está claro, pero como todo en la vida, lo bueno no suele ser muy abundante :)
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