domingo, 28 de septiembre de 2014

SER HUMANO, SER DIFERENTE

     Cada día las personas parecen más concienciadas de la importancia que adquiere la alimentación para mantener un peso adecuado y evitar posibles problemas de salud. Pero esta mayor concienciación no parece ser suficiente para alcanzar esos objetivos a tenor de las cifras crecientes de obesidad y enfermedades directamente relacionadas con ella.

   Supongo que mucho se habrá indagado con el fin de encontrar la dieta perfecta, pero seguro estoy de una cosa, todavía nadie la ha encontrado y dudo que esto se consiga algún día. De todos modos, habría que matizar eso de "perfecta"; perfecta, ¿para qué...?, ¿para perder peso?, ¿para ganar masa muscular?, ¿para aumentar el rendimiento físico?, ¿para potenciar la salud...?, porque cada una de estas interrogantes podría llevar aparejada diferencias notables en su composición, y si a esto sumamos nuestras propias

jueves, 25 de septiembre de 2014

¡QUÉ VIENE LA INFLAMACIÓN!

    En el último post hablé de un misterioso personaje que tenía un papel relevante en esta película; algunos seguramente ya sabrán de quien estoy hablando, pero sin duda, todos lo conocéis porque constantemente se habla de él, me refiero al estrés.

    Es cierto que el estrés se ha convertido en el cajón de sastre al que muchos profesionales, o no, recurren para explicar casi cualquier patología moderna. No es infrecuente escuchar de cualquier dolencia, sea del tipo que sea, lo de: "eso es culpa del estrés". Pero, ¿realmente el estrés es tan atroz qué puede arrebatar la salud de una persona de un simple plumazo?, sí y no. Todos sabemos los múltiples padecimientos que el mundo sufre y ha sufrido a lo largo de la historia, simplemente debemos poner nuestra mirada en cualquier país en guerra para entender que los niveles de estrés de la población podrían ser elevadísimos, o de aquellos otros que, por desgracia, fueron encerrados en campos de concentraciones sin saber si al día siguiente seguirían vivos. Pero parece que es ahora, el momento actual, cuando más se padece las consecuencias del estrés. Es cierto que nuestra vida es compleja y ajetreada, siempre plagada de compromisos y responsabilidades, pero yo me pregunto, ¿tan dura se ha vuelto que nuestra capacidad para soportar cargas se ha deteriorado completamente?, o ¿existen otras circunstancias que nos podrían hacer más susceptibles de padecer las devastadoras consecuencias del estrés...?

lunes, 22 de septiembre de 2014

OBESIDAD, OSTEOARTRITIS Y TAL VEZ ALGO MÁS.

   La obesidad no es sólo una cuestión estética como a estas altura todos sabemos, y por mucho que esta fuese considerada hace tiempo como un signo de buena salud, arrastrar más peso del necesario no es, ni mucho menos, el principal problema.  ¿Y cuál es entonces?, sin duda la inflamación..., esta es como una bomba de relojería que tarde o temprano estallará en alguna parte causando importantes daños. Hay que entender que el tejido adiposo no es un tejido inerte o un mero almacén de calorías, además de esto, cuando sucede su hipertrofia también aumenta la liberación de adipoquinas como la IL-6, IL-1Beta, TNF-α, resistina y leptina, y aunque necesarias para la diferenciación y maduración celular, también tendrían la capacidad de arrastrar al organismo a un estado pro-inflamatorio cuando su cantidad sobrepasa ciertos limites. Esta inflamación de bajo grado puede actuar en cualquier tejido, por ejemplo, en los miocitos (célula muscular) podría impedir la translocación de los transportadores GLUT-4 a la superficie, disminuyendo, por tanto, la captación de glucosa, también en el hipotálamo, podría interferir con las vitales funciones que regulan el gasto y la saciedad al producir resistencia a la leptina y a la insulina...

martes, 16 de septiembre de 2014

¿DIETA PALEOLÍTICA O DIETA PARA EL ALTO RENDIMIENTO?

    Muchas veces me pregunto cuál podría ser la mejor dieta para el ser humano; aquella que pudiera otorgar la máxima expresión de sus auténticas capacidades y que a la vez mantuviese alejada la enfermedad de su entorno. Pero ni los avances técnicos logrados, ni los conocimientos alcanzados han sido suficientes para resolver satisfactoriamente esta cuestión, y en su lugar lo que se aprecia claramente es un elevado nivel de confusión que ni tan siquiera la ciencia es capaz de resolver. Sinceramente me cuesta creer que todo esto esté sucediendo. 

   Aunque no soy de teorías conspiranoicas, me parece que tampoco ciertos estudios financiados con fines comerciales, están aportando toda la certidumbre que cabría esperar, y más bien sucede lo contrario, lo que contribuye a un panorama altamente desconcertante, pero como suele decirse habitualmente: "a río revuelto ganancia de pescadores..."

  Pero no debemos olvidar que 1.500 millones de personas tienen sobrepeso y de ellas 500.000 son ya obesas (datos de la OMS), cifras escalofriantes que sin duda, de seguir la actual progresión, podría constituir, en un futuro no muy lejano, una seria amenaza para la especie humana (al menos como la hemos conocido hasta ahora), por lo que enrocarnos en las diferentes teorías nutricionales como si de religiones se tratara, en las que uno puede encontrar la salvación si se adhiere a la adecuada o la perdición en la opuesta, me parece una cuestión completamente absurda. Abanderar la desfasada doctrina oficial que comienza a hacer aguas (a tenor de las nuevas investigaciones que van apareciendo), y seguir defendiendo lo que parece indefendible, en lugar de rescatar los cimientos que aún resisten me parece un actitud irresponsable y máxime cuando además se arremete con rabia contra todo lo que suene a cambio; todo esto está haciendo un flaco favor a la inmensa mayoría de las personas que se encuentran en estos momentos en una situación casi desesperada, pero claro, cuando existen tantas contradicciones uno puede rescatar un buen número de esos estudios para apoyar la vigencia de su actual plan (me río yo de algunos estudios)

  Sé que muchos han considerado la paleodieta como la auténtica dieta del ser humano, y en cierto modo así podría haber sido hasta que la propia mano del hombre decidió modificar su propio entorno. No podemos olvidar que en los últimos 10.000 años los cambios que se han producido (no siempre a mejor), podrían invalidar ciertos beneficios atribuibles a ella, aunque también estos efectos podrían apreciarse cuando lo que se pretende es horadar en busca del máximo rendimiento deportivo. Es cierto, que esta forma ancestral de alimentarse puede constituir un buen comienzo para la gran mayoría de las personas que tratan de mejorar su salud, pero como todo en la vida, no siempre lo que es bueno lo es en cualquier circunstancia, y en muchas ocasiones la ambigüedad que encierra esta dieta podría hacer descarrilar las esperanzas que muchos han depositado en ella. 

  Cualquier persona con una dieta típica occidental cargada de calorías, azúcares, carnes procesadas y grasas trans, vería mejorar su composición corporal y su salud al cambiar a una alimentación paleolítica, eso está claro, pero también lo haría con la famosa (y remodelada) dieta mediterránea, seamos honestos, esto es así. El problema no está nunca en el comienzo; hasta la dieta de "corta y pega" de tu vecina podría funcionar al principio, pero después de cierto tiempo..., bueno, todos sabemos que ocurre luego, ¿verdad?. 

   Pero la dieta paleolítica podría tener más oportunidades de éxito en comparación a otras dietas por varios motivos:

  -Primero, porque la dieta paleolítica no es sólo una forma más "natural" de alimentarse (lo pongo entre comillas, porque hoy en día es cada vez más difícil encontrar alimentos con esta consideración), sino que también podría suponer un auténtico cambio de paradigma para muchos al unir alimentación con ejercicio físico, espacios al aire libre y naturaleza. Esto puede hacer que esas modificaciones iniciales se conviertan en una perdurable forma de vida, algo que hará más improbable una recaída en los viejos hábitos.

  -Segundo, porque los niveles de energía alcanzados al consumir una dieta más rica en determinados tipo de grasas (no trans), junto al gran aporte de vitaminas y minerales suministrados por las generosas raciones de fruta fresca y vegetales, servirán para insuflar nuevos aires revitalizadores, haciéndonos percibir la idoneidad del camino seguido, algo que está fuera del alcance de las típicas dietas hipocalóricas de pescado y pollo hervido, las cuales no sólo adelgazan el tejido superfluo sino que también disminuyen drásticamente esa necesaria sensación de plenitud y vitalidad, lo que conducirá finalmente a su abandono.

   Pero la dieta paleolítica no debe ser considerada mágica, ni mucho menos, y en determinadas circunstancias podría tener efectos adversos para muchos que quieren experimentar con una restricción muy severa de los hidratos de carbono (y tal vez también calorías). En este último caso estaríamos hablando de una dieta cetogénica, y aunque habitualmente ha podido ser encuadrada dentro de la amplia esfera que otorga una dieta paleo, creo que es mejor añadir cierto distanciamiento entre una y otra (se considera cetogénica cuando se consumen menos de 50 gramos de hidratos de carbono por día). No digo tampoco que una dieta cetogéncia pueda ser nefasta para la salud, ni mucho menos, de hecho, en determinados momentos podría ser una herramienta útil, alternativa y muy eficaz cuando es empleada como dieta adelgazante (claro, siempre y cuando exista una control de las calorías consumidas), o cuando es usada, tal vez, con otros fines, como puede ser el tratamiento de la epilepsia, la diabetes tipo 2, las enfermedades cardiovasculares o ciertos tumores (¡Ojo!, tampoco estoy diciendo que cure el cáncer, pero la mayor flexibilidad metabólica de las células normales frente a las cancerígenas podría hacer que las primeras pudieran obtener más fácilmente energía de los cuerpos cetónicos aquí). Pero como cualquier herramienta, esta debe ser utilizada adecuadamente..., si una dieta cetogénica no está perfectamente planificada y no se acomoda al tipo y/o duración de la actividad física realizada, y además no tiene en cuenta ciertas particularidades, como patologías previas, o niveles de estrés o ansiedad, podría ser que esta dieta minimice sus beneficios e incluso aparezcan algunos perjuicios. 

   ¡Es verdad!, la dieta paleo ha sido calificada como una dieta de moda, contraria a lo considerado como saludable, pues se dice de ella que es alta en proteínas y grasas, y bajas en hidratos de carbono, pero, ¿realmente es así?. Sinceramente decir que una dieta paleolítica es una cetogénica encubierta al estilo ATKINS o una dieta alta en proteínas como la DUKAN es decir mucho. La dieta paleolítica sólo establece una sana y equilibrada relación entre los alimentos y el individuo; para nada debe adscribirse a un porcentaje concreto de macronutrientes. Debemos retirar todas las consideraciones e interpretaciones añadidas recientemente para retomar lo que realmente significa dieta paleolítica, porque ella habla exclusivamente de alimentos, simplemente eso.

    Pero no sólo ha sido esta cuestión la criticada por muchos médicos o dietistas, también ha sido señalada como "peligrosa" al considerarla restrictiva por su exclusión de los alimentos propios del neolítico, como las legumbres, cereales y lácteos, y claro hacer esto con los alimentos que han tenido siempre la consideración de saludables y que además ocupan un privilegiado puesto en la base de la pirámide nutricional es como atentar gravemente contra la salud y el sentido común. Pero si consideramos que el ser humano es el mismo que hace 40.000 años, y estos alimentos no formaron parte de su alimentación, podríamos preguntarnos si realmente son tan imprescindibles como nos quieren hacer ver; sin duda esta encrucijada deberá ser resuelta individualmente, porque habrá argumentos a favor y en contra de su consumo, por eso no voy a entrar en ese debate que creo estéril.

  Pero, hay algo que yo me pregunto: ¿realmente el hombre actual es el mismo que vivió en el paleolítico?, genéticamente sí, pero esto no quiere decir que seamos completamente iguales. Las posibilidades están encerradas en la epigenética y sin duda los interruptores que encienden y apagan nuestros genes nos han conformado de un modo diferente. Ciertamente el entorno tiene un peso demoledor, por lo que podríamos decir que técnicamente somos distintos. Como diría Ortega y Gasset "yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo". Esta circunstancia es nuestro mundo actual, el entorno, la familia, la sociedad..., y sin duda ella nos "moldea". ¡Vale!, ¿a dónde quiero ir a parar?, que lo razonable es tener la paleodieta como un modelo ideal al que debemos tratar de llegar, pero que en definitiva no podremos conseguir, (o sí, para los que aún conservan ese entorno ancestral. Más información aquí ). Por suerte o por desgracia nuestro mundo es el que es; ni vivimos ya en plena naturaleza, ni la comida corre libremente, ni hacemos tampoco grandes esfuerzos para encontrarla..., y si a eso añadimos que todo nuestro entorno está cargado de contaminantes y químicos con capacidad de alterar la expresión de ciertos genes, el panorama se antoja muy complicado. ¡Quién dice que nuestra mundo ahora no es más hostil y complejo que el del hombre de las cavernas!. Nos debemos preparar para este, no para aquel ancestral que ya no existe. Ya no hace falta salir de caza o recorrer grandes distancias para recolectar alimentos, pero sí debemos discernir, como también lo hizo el hombre prehistórico en su momento, lo que es comida de verdad de lo que son simples sucedáneos. Este conocimiento es imprescindible; pero como siempre y lo largo de nuestra evolución lo fue, ¡no lo olvidemos!. Gracias a ello el hombre ha podido obtener principios activos de plantas y semillas con los que curar sus enfermedades o dolencias y ha encontrado también los nutrientes necesarios para mantener elevados niveles de energía, sin los cuáles hubiese sido imposible sobrevivir. Ahora seguimos con la misma tesitura, si somos capaces de distinguir entre lo saludable de lo nocivo, nuestras posibilidades se incrementarán notablemente. Para ello contamos con información..., y la ciencia cuando es bien intencionada nos puede suministrar las claves de como actuar, pero eso exige dedicación, ¡cómo sino!

   Por todo esto, es necesario tratar de buscar la mejor comida, la más limpia y menos procesada, pero no podemos reproducir todos los parámetros de un hombre prehistórico porque en definitiva no lo somos. Tenemos responsabilidades, horarios, a veces turnos rotativos o trabajos nocturnos, y por supuesto una familia a la que atender. Nuestro entorno social tampoco debe ser descuidado, porque somos seres sociales y no ratas de laboratorio que viven aisladas de su entorno. Si comprendemos todo esto podremos vivir y a pesar de ello sobrevivir, aunque esto no nos exime de los riesgos actuales, y el panorama futuro tampoco es halagüeño, ni mucho menos. Caminamos sin duda a un proceso de involución, donde posiblemente, si un milagro no lo remedia,  en unas pocas décadas la mayor parte de la población será obesa (con todo lo que esto conlleva); ya en países como EEUU y México la tercera parte de su población tiene esta consideración,  y en otros tantos casi casi(Canadá, Chile, Hungría, Australia, Reino Unido y Nueva Zelanda...,más información aquí), y por desgracia España se ha colado en los puestos de cabeza en obesidad infantil.

    Es cierto que la dieta paleolítica ha supuesto, por mucho que les pese a algunos, un auténtico revulsivo que ha hecho tambalearse los cimientos en los que se asentaba hasta ahora la moderna teoría nutricional. Pero lejos de aclarar de modo definitivo todas las cuestiones existentes, ha generado también muchas incertidumbres. Ahora todo es un mar de dudas y ni tan siquiera esta supuesta dieta ancestral tiene respuestas satisfactorias para dar a todos aquellos deportistas que quieren conseguir el máximo rendimiento. Pero creo que se debería distinguir entre salud y alto rendimiento. La dieta paleolítica, es una herramienta útil para mantener un adecuado equilibrio entre estas dos cualidades, algo de vital importancia si lo que se pretende es alcanzar una vida deportiva perdurable y sana, pero es verdad que existen deportistas, profesionales o no, que están más centrados en lograr el máximo desarrollo o potencial que su cuerpo permite aunque esto pueda suponer a la larga un mayor desgaste, pero el "hasta donde" será una cuestión de cada uno, y en este sentido cualquier otra consideración sobra. 

   Por este motivo creo que es menester trazar los auténtico limites de la paleodieta (que poco me gusta este nombre) para poder utilizarla de modo eficaz, porque habrá quien se  adapte a una versión muy baja en carbohidratos incluso para lograr un rendimiento óptimo en competiciones al más alto nivel y otros, en cambio, que por su metabolismo o el tipo de deporte realizado perciban más perjuicios que beneficios tras una severa restricción de este macronutriente.

   En el próximo, para no hacer este excesivamente largo, veremos cómo podríamos mejorar nuestra composición corporal consumiendo los alimentos adecuados según nuestra actividad física, y el momento más oportuno para hacerlo...,al final la dieta del paleolítico y la ciencia podrían darnos lo mejor de los dos mundos.