La grasa blanca puede ser transformada en grasa parda a partir de dos hormonas: la irisina (por tejido muscular) y la FGF21 (procedente de la propia grasa parda). Esta transformación es interesante desde el punto de vista metabólico y máxime si estamos centrados en la pérdida de tejido adiposo. Las opciones para aumentar la cantidad de grasa parda son básicamente dos:
-Realizar ejercicio aeróbico de moderada intensidad y larga duración (1 hora). En este caso el tejido muscular sería el encargado de segregar la hormona irisina que funciona como mensajero sobre el tejido adiposo blanco para que éste se transforme en marrón.
-Pasar frío. En este caso se trata de someterse a temperaturas que causan escalofríos (temblores), que en la mayoría de los casos suele suceder a partir de los 14º-16º o menos, en personas acostumbradas; y en 10-15 minutos habríamos segregado la misma cantidad de irisina que en apartado anterior.
En un primer momento sería la grasa parda (FGF21) la que se activaría para producir calor gracias a la proteína desacoplante UCP1, algo que NO PRODUCIRÍA TEMBLORES, pero si el frío persiste o bajan aún más las temperaturas, el tejido muscular vendría al rescate, en este caso sí que se producirían "tiritonas", que no son otra cosa que contracciones musculares involuntarias con el fin de ayudar en la producción de calor. Estas contracciones son las que segregarían irisina, transformando la grasa blanca en parda, de este modo se podría aguantar durante más tiempo el frío sin sufrir los mencionado temblores (pasado un tiempo, claro está). Esto además de mejorar nuestra tolerancia al frío, protegería el glucógeno muscular, que es el combustible empleado en las contracciones musculares, y utilizaría los ácidos grasos como sustrato preferencial en la termogénesis de la grasa parda.
Es curioso, pero a medida que la sociedad moderna se aísla de su entorno natural aparecen cada vez más problemas relacionados con la salud. La obesidad se ha convertido en una auténtica pandemia que se extiende de manera imparable mientras la sociedad del bienestar y la opulencia arrasan con los últimos vestigios que aún quedan de ese ser natural que es el hombre. El exceso de abrigo y calefacción, y una vida más sedentaria no son más que algunas piezas de este rompecabezas en el que se ha convertido la obesidad. Pero no nos debemos preocupar, para eso están las farmacéuticas, o la industrias químicas.., de aquí a no tardar mucho, seguro que son capaces de suministrarnos las mencionadas hormonas en forma de "píldoras mañaneras" solucionando de un plumazo los problemas de obesidad, bueno ya lo hicieron con las enfermedades cardíacas y las estatinas, ¿verdad?
http://www.cell.com/cell-metabolism/retrieve/pii/S1550413114000060#Summary
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