jueves, 8 de mayo de 2014

PAUTAS PARA ADELGAZAR VI. DIETAS CETOGÉNCIAS 2

   Continuamos con este miniculebrón, espero que al final lleguemos al último capítulo, aunque yo lo empiezo a dudar.

   En el anterior post, mencioné los receptores Toll-like, veamos que son. Encontramos dos tipos de inmunidad: la adaptativa y la innata. Mientras que en la primera, los linfocitos T y B pueden reconocer casi infinitos antígenos, en la segunda, la inmunidad innatasólo se reconoce patrones muy concretos presentes en las estructuras de bacterias, hongos o virus, que incluyen lipoproteínas, lipopolisacaridos (LPS) y ciertos lípidos, gracias a unos receptores presentes en macrófagos, monocitos, células epiteliales y adipocitos entre estos receptores destacan los receptores toll-like (TLR); la unión de los mencionados patrones moleculares asociados a patógenos (PAMPs) con estos receptores promueven la traslocación del Factor Nuclear Kappa Beta del citoplasma al nucleo donde induce la expresión de citoquinas inflamatorias como TNF-α ,IL-6,IL-1B que sirven como alerta al resto del sistema inmunológico de la presencia de patógenos con capacidad invasiva. En otras palabras, determinados lípidos podrían funcionar como activadores de estos receptores, y los ácidos grasos de la dieta podrían no ser una excepción (aquí). Hemos de tener en cuenta varias posiblidades:


  • Las dietas altas en grasas pueden modular la composición de la microbiota intestinal aumentando los niveles plasmáticos de lipopolisacarido, algo que produciría la activación de dichos receptores.
  • Los quilomicrones, lipoproteínas sintetizadas en el intestino encargadas del transporte de los triglicéridos de la dieta, pueden transportar del mismo modo el LPS de las bacterias gram-negativas que se mueren, produciendo un estado de endotoxemia orgánica. 
  • A estos dos mecanismos hay que añadir un tercero, y es la posibilidad de que el intestino sea permeable, algo que podría producir la entrada del mencionado LPS a la circulación aumentando la inflamación (aquí).
  Bueno, ¿y qué tiene que ver todo esto con las dieta cetogénicas?, lógicamente la cetosis se puede alcanzar de varias maneras pero principalmente con una dieta alta en grasas y/o ayunos prolongados; si recurrimos de manera exclusiva a la primera opción podríamos aumentar el grado de inflamación orgánica, y como todos sabemos inflamación y resistencia a la insulina van de la mano. Disminuir nuestro porcentaje de grasa abdominal es positivo precisamente porque disminuimos el grado de inflamación, pero si por otro lado lo estamos aumentando podríamos no experimentar los beneficios esperados. Vale, ¿y qué podemos hacer, si precisamente debemos elevar el consumo de grasas?, siempre que llego a una encrucijada trato de buscar la explicación evolutiva de los hechos, en este sentido el estado de cetosis debió ser un estado natural del ser humano, ocasionado no sólo por el consumo de grasas sino también por ayunos más o menos prolongados, y quizás esa sea la clave para mantener el grado de endotoxemia a raya. Si además de un alto consumo de grasa realizamos ayunos intermitentes estamos minimizando la entrada de LPS en circulación al disminuir la constante formación de quilomicrones de la dieta. De tal forma que comer menos veces puede no ser una cuestión de moda sino una necesidad para quien decide realizar este tipo de dietas. Pero hay algo además que debemos tener en cuenta, y es la posibilidad de tener un intestino permeable, algo bastante probable para quien de modo constante ha mantenido una dieta moderna rica en azúcares, calorías, grasas trans y comida procesada en general, aunque tampoco es desdeñable en este sentido el daño que han podido propiciar el uso frecuente de antibióticos en la flora intestinal, pues su alteración podría producir la mencionada permeabilidad (o lectinas y gliadinas de cereales presentes en el trigo por ejemplo). Esto significa que, tal vez, esta dieta no es adecuada para aquellos que padecen dichos trastornos, que podrían estar evidenciados por inflamación, gases, dolor abdominal, diarrea o estreñimientos...,incluso dolores articulares, alergias, etc. Para ellos quizás es necesario seguir con una dieta moderada en hidratos (de estilo paleo), hasta que esta condición mejore de forma sustancial.

  Bueno, parece que me centro más en los posibles aspectos negativos de una dieta cetogénica que en los positivos que sin duda tiene. Como he dicho el estado de cetosis no es un estado nuevo descubierto por el Dr. Atkins o muchos otros antes que él, simplemente encontraron un mecanismo que fue calibrado miles de años atrás, durante nuestro pasado evolutivo, donde el ser humano tuvo que entenderse con un medio ambiente bastante complejo y hostil, a todas luces diferente al actual, pero aquellas adaptaciones acaecidas en tiempos pretéritos aún siguen vigentes en el hombre moderno, aunque cada vez más recónditas, eso sí. 

   Es cierto, la cetosis tuvo que ser un estado bastante habitual en el hombre primitivo, fruto de un organismo altamente adaptable que debió experimentar hambrunas con relativa frecuencia. Ese metabolismo flexible es el que procuró la supervivencia de algunos de ellos y la posterior transmisión a sus descendientes. Pero actualmente no operan aquellos patrones ancestrales. Hoy en día la acumulación de grasa no es precisamente un mecanismo válido que te dote de mayores posibilidades de supervivencia, más bien lo contrario, pues las inexistentes hambrunas,imposibilitan que un metabolismo acumulativo pueda desembarazarse del tejido adiposo adquirido con el transcurrir de los años. Sin duda a esta situación ha contribuido una vida más sedentaria, aunque no es la falta de actividad física realmente la culpable, sino más bien un exceso de calorías por comidas altamente palatables que parecen alterar la sensación de saciedad a nivel central.También las bacterias intestinales han puesto su granito de arena al reintegrarnos una cantidad nada despreciable de energía de alimentos que de otro modo habrían sido desechados. Pero fuese por los motivos que fuese, la cetosis fue, por mucho que les pese a algunos, un estado fisiológico del ser humano. 

  Pero, ¿qué es la cetosis?, es un estado en el que debido a los ayunos o las dietas reducidas en hidratos de carbono (menos de 50 o incluso menos)se produce una disminución de la glucosa en sangre lo que hace que los ácidos grasos entren sin reservas en el interior de la mitocondria al no encontrar inhibición por parte de CPTI, una vez en la matriz, estos se convertirían, gracias al ciclo de beta-oxidación, en Acetil-CoA, y pasarían al ciclo de krebs para obtener energía, pero la disminución de la glucosa aumenta la gluconeogénesis disminuyendo las reservas de oxalacetato, por este motivo el funcionamiento del ciclo de krebs se resiente impidiendo la correcta degradación de todo el acetil coa formado, aumentando su concentración que deriva finalmente en la formación de cuerpos cetónicos como el acetoacetato, B-hidroxibutirato y acetona. Vale, ¿y qué tiene de especial la creación de cuerpos cetónicos?, lo especial es que pueden suplir en gran medida la dependencia del organismo a la glucosa, haciendo que otros tejidos puedan utilizar este otro sustrato intermediario como fuente de energía alternativa, aunque no para desplazar totalmente el uso de aquella; vale ¿y...?, bueno, pues que todo este proceso puede aumentar la pérdida de peso, ¿cómo?, en primer lugar, los cuerpos cetónicos pueden disminuir el apetito y lo mismo puede ocurrir con el efecto saciente de las proteínas, por otro lado la disminución de la insulina aumenta la lipólisis favoreciendo la reducción del tejido adiposo y dificultando la lipogénesis, también hay una mayor oxidación de grasas a nivel mitocondrial, algo que se evidencia con la reducción de cociente respiratorio, y por último, el coste metabólico de la gluconegénesis favorece un mayor gasto, aunque esto último punto muestre evidencias encontradas. 

  Todo esto puede facilitar una mayor pérdida de peso, pero yo sólo lo mantendría durante periodos concretos y no como un estado en el que apalancarse indefinidamente. Creo que es mejor no llevarla al extremo, y después de unas cuantas semanas o unos pocos meses sería hora de abandonarla y dirigirse a una dieta baja o moderada en carbohidratos como dieta de mantenimiento. 

  Cuestiones a tener en cuenta que pueden ocurrir:
  • Aumento del colesterol. Como comenté en el anterior post esto es algo a tener en cuenta, aunque si ocurre, que no es seguro, siempre será de carácter moderado, no obstante el tipo de LDL generado no será del aterogénico pequeño y denso que producen las dietas altas en carbohidratos. Además, generalmente, hay un aumento del colesterol HDL que mejorará la relación colesterol total/HDL, índice mucho más fiable para determinar el riesgo cardiovascular (índice castelli). No obstante lo dicho, también es preciso prestar atención porque en determinados casos, pocos, esta subida de colesterol puede ser muy muy elevada.
  • Deshidratación. Esto podrá ser evidenciado quizás por sequedad de piel y mucosas. Esto es debido a que los cuerpos cetónicos se combinan con el bicarbonato de sodio para excretarse en la orina como sales de sodio, disminuyendo su concentración en sangre. Por ello siempre es conveniente añadir algo más de sal a las comidas. 
  • ¿Pérdida de hueso?, esto es un punto importante a tener en cuenta pero principalmente para aquellos que deciden perpeturarse en este estado, aunque no hay estudios de dietas cetogéncias a largo plazo si se ha podido reportar una pérdida de contenido mineral en el hueso en niños que han llevado dietas cetogénicas para la epilepsia.(aquí) (añadido posteriormente.- nuevo estudio parece indicar que esto no ocurre, pero de momento sigo manteniendo interrogación aquí (¡gracias Ruben Murcia!)
  • Imposibilidad de perder peso. Esto generalmente suele ocurrir porque las calorías consumidas son más elevadas que nuestras exigencias de gasto energético. Es cierto que los cuerpos cetónicos pueden disminuir el hambre, y el proceso de gluconeogénesis aumentar ligeramente el gasto energético pero aún así el alto contenido calórico de las grasas puede llevarnos a consumir, sin darnos cuenta, un buen número de ellas. Por tanto, precaución a este extremo. Creo que una dieta cetogénica para que fuencione adecuadametne debe ser contenida en calorías y además debe conllevar ayunos intermitentes (por los motivos ya explicados).
  Hemos de pensar que lo que hoy llamamos dieta cetogénica, en nuestro pasado evolutivo fue un estado fisiológico no pretendido, alcanzado principalmente por ayunos más o menos prologados, y también por el consumo de carne y grasa, eso sí, si había algo de caza. Esto debió ser especialmente cierto en invierno; en primavera y verano, la mayor ingesta de frutas y vegetales debían sacar de dicho estado con relativa facilidad. 

   Pero si hay unas proteínas importantes para el mantenimiento de la integridad celular durante el estado de cetosis, esas son las proteínas desacoplantes, ¡ya estamos!, ¿qué es eso?. Bueno, la función de estas proteínas aún es motivo de controversia pero estas parecen desacoplar la fosforilación oxidativa produciendo una permeabilidad de la membrana mitocondrial interna por donde "escapa" un flujo de protones disminuyendo la síntesis de ATP y aumentando la producción de calor. Estás proteínas, dependiendo del tejido donde se encuentren, reciben diferentes numeraciones. Las que nos interesan son por un lado la UCP1, que es la responsable de la termogénesis adaptativa en respuesta al frío que se encuentra en la grasa parda y por otro lado la UCP3, presente en el músculo esquelético. 

  La función principal de UCP1 es la termogénesis en respuesta al frío con el fin de mantener la temperatura corporal, pero además de esta activación por las bajas temperaturas, el exceso de calorías por la ingesta de alimentos también parece activarla. Lo mismo ocurre con UCP3, no en este caso el frío, pero sí las dieta altas en grasas y los ayunos. Mientras que la primera cuestión podía tener su lógica, cabría preguntarse el porqué los ayunos producen el desacople de la fosforilación oxidativa,  si esto conduce precisamente a un mayor consumo de sustratos cuando se debería "ahorrar" energía. La respuesta son los ácidos grasos, efectivamente, al inicio de un ayuno la aparición de los ácidos grasos libres no es elevada, pero luego, cuando se entra plenamente en el estado de cetosis, estos empiezan a aparecer de manera más consistente, lo mismo que ocurre tras una dieta alta en grasas y/o el ejercicio físico. Esto significa que UCP3 está implicada en el metabolismo de los ácidos grasos, pero, ¿para qué?. Hay un mecanismo que aún está pendiente de revisión, pero las proteínas desacoplantes servirían además de disminuir el gradiente de protones para producir calor, la de "exportar" ácidos grasos desde la matriz mitocondrial al citosol evitando una excesiva acumulación de los mismos dentro de la mitocondria (¿un mecanismo protector por el exceso de ácidos grasos?, puede ser). Fuese por el motivo que fuese, sí parecen tener un papel relevante en la aparición de enfermedades como la obesidad y la diabetes tipo II, pues su menor expresión conduce a la resistencia a la insulina y a una mayor generación de sustancias reactivas de oxígeno (ROS). ¿Dónde quiero llegar con todo esto?, bueno, si hemos sido obesos o resistentes a la insulina en algún momento, o lo que es peor, diabéticos, es posible que estas proteínas no estén lo suficientemente expresadas en nuestras mitocondrias..., y por tanto, su hipotética protección no se dispense tan adecuadamente como cabría esperar (exceso de hidratos y grasas en la dieta, poca actividad física o nula exposición al frío???, puede). Por tanto, siempre que se realice una dieta cetogénica para que esta no cause trastornos a nuestro metabolismo (y no sabemos en qué condiciones estará) debe contemplar lo siguiente:
  • Debe ser hipocalórica
  • Se debe realizar ejercicio de moderada intensidad (también HIIT, pero menos importante). 
  • Se deben implementar ayunos intermitentes. 
  • Si tenemos ocasión también nos expondremos al frío.
  • La duración de esta dieta debe ser limitada.
  Bueno, ¿seguimos...?




1 comentario:

  1. Hola Carlos.

    Yo realizo ayunos intermitentes y una dieta baja en hidratos.

    Practico bastante deporte (gym, mtb, natación, pilates, caminar...)

    El tema es que noté con los ayunos pérdida de masa muscular (prácticamente desayunaba un solo día a la semana), y decidí únicamente emplearlos cuando no realizo ejercicio intenso, eso sí siempre antes de comer y unas 8 horas después del desayuno.

    El cambio de dieta, alimentarme con mayor porcentaje de grasas, proteínas y abandonar azúcares e hidratos de rápida asimilación, me produjo un periodo de transición, la famosa ketoadaptación (fatiga, dolores de cabeza,...) que duró un par de semanas, después ningún problema, todo ventajas (pérdida de peso, mayor rendimiento...).

    Lo cierto es que hace poco, creo que reduje bastante los hidratos (sin consumir frutas) y aumenté las grasas, he estado con fuertes dolores de cabeza por las noches y por el día algo cansado (sueño), he pensado que podía haber entrado en cetosis y he aumentado consumo de frutas.. y curiosamente los dolores han cesado y me siento mejor.

    Por lo que leo y experimento, voy tomando decisiones sobre alimentación y entrenamiento y la verdad es que voy progresando y sintiéndome mejor.

    Un saludo y de nuevo gracias por tu labor de divulgación.

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