¿LA OBESIDAD TIENE CURA?

      Si me cuestiono su cura es porque realmente la considero una enfermedad, y posiblemente de carácter crónico.

    Al igual que la drogadicción o el alcoholismo requieren de un tratamiento para poder paliar sus efectos sobre la salud; la obesidad causada por una alimentación descontrolada, requerirá, del mismo modo, un tratamiento específico que restablezca la homeostasis orgánica y evite posibles recaídas en el futuro.

    No trato con este post de abrir un debate entorno a si es, o no, una enfermedad, pero creo que la relación que establecen determinadas personas con los alimentos muestra, como poco, un trastorno de la conducta y una dependencia tan fuerte como la causadas por drogas y alcohol.

     Pero es cierto que hay personas que tienen un ligero sobrepeso y no por ello su salud se ha resentido, o no por ello muestran una especial dependencia hacia la comida. ¡Es verdad!, pero cuando necesitamos poner un cierto control a lo que comemos, cuando realizamos un sinfín de dietas para alcanzar el peso óptimo, cuando tenemos deseos de ingerir determinados alimentos para estabilizarnos emocionalmente, cuando realizamos deporte de manera compulsiva para paliar los efectos de una comilona, o lo que es peor, lo vomitamos, o cuando simplmente dejamos de comer, significa que nuestra relación con la comida, como poco, como poco no es sana.

     Pero, ¿por qué hay personas que engordan con facilidad y otras personas se muestran resistentes a la obesidad?, la respuesta tal vez sea la flexibilidad metabólica. ¿qué es la flexibilidad metabólica?, y ¿por qué es tan importante para mantener un peso corporal adecuado?. He hablado en muchas ocasiones de la FM, pero seguro que hay quien no sepa que es exactamente.

     La FM es la capacidad que tiene una persona para alternar de modo eficaz entre los diferentes sustratos energéticos, de tal forma, que utilizará preferencialmente los ácidos grasos durante los periodos de ayuno y la glucosa tras las estimulación insulínica. Las personas inflexibles, por contra, tendrán una menor oxidación de lípidos durante el ayuno y un menor consumo de glucosa, también, en el estado posprandial.  Significa que una persona con FM va a tener niveles altos de energía y una mínima acumulación de grasa, y una persona que no dispone de tal capacitación, obtendrá menos energía de los alimentos, mostrando un metabolismo más perezoso y "acumulativo". ¿Cómo sé si tengo o no FM?, generalmente las personas tendentes al sobrepeso, resistentes a la insulina y/o con pocos niveles de energía, podrían sospechar una menor flexibilidad metabólica. 

 
    Pero muchos pueden pensar que esto es una entidad un tanto quimérica y que los motivos por los que se llega al sobrepeso, obesidad o resistencia a la insulina obedecen generalmente a dietas inapropiadas, excesos calóricos y falta de actividad física. Y sí, en cierto modo esto es verdad, pero hemos de pensar que no todo el mundo está condenado al sobrepeso a pesar de llevar hábitos de vida más o menos inapropiados. Seguro que conocemos bastantes casos de personas de nuestro entorno que parecen "protegidas" frente a la obesidad, ¿verdad? 

    La pregunta que tal vez hay que plantearse es, si todo el mundo nace con flexibilidad metabólica, y luego ésta, en función de las circunstancias, se pierde, o si por el contrario hay personas ya inflexibles desde el nacimiento. Creo que ambas posibilidades pueden ser ciertas. Muchas personas nacen ya con el gravamen genético o epigenético familiar, y en este último sentido se sabe que disruptores endocrinos que entraron en contacto con los progenitores o ascendientes más remotos predisponen a la obesidad. Aunque también el modelo de parto influye, ya que los niños nacidos por cesárea, y por tanto sin contacto con al flora intestinal de la madre, aumentan de manera dramática las posibilidades de desarrollar obesidad en el futuro. Pero también es cierto que la FM puede perderse progresivamente por ciertos hábitos adquiridos en el trascurso de la vida. En este sentido la influencia de la familia se puede convertir en unos casos en una tabla de salvación o, tal vez, una losa difícil de transportar en el futuro.

    Ahora cabría preguntarse si el problema está centrado en el metabolismo de los azúcares o más bien en el de las grasas. Aunque finalmente ambos acaban alterados, parece ser que el primero en sucumbir es el metabolismo de los ácidos grasos, y con posterioridad, y propiciado por ello, se resiente la captación de glucosa por parte de los tejidos periféricos, especialmente el muscular.

    

    La carnitin palmitoil transferasa I (CPT-1), que se encarga de la introducción de los ácidos en la mitocondria, la translocasa FAT/CD36 que hace lo propio desde la membrana celular al citosol y las enzimas que participan en la beta oxidación se encuentran disminuidas en las personas obesas, lo que deteriora su capacidad oxidativa, propiciando su acumulación en el miocito que interfieren en la correcta translocación de los transportadores GLUT-4 y reduciendo la captación de glucosa. También aparece una menor expresión del co-activador transcripcional PGC-1alfa, que estimula la biogénesis mitocondrial, el metabolismo oxidativo y creación de grasa parda.

    

    Pero fuese por los motivos que fuese, siempre hay algo se puede hacer por mejorar la flexibilidad metabólica

     En primer lugar, mantener un peso adecuado, con un bajo porcentaje de grasa corporal. Claro esto para aquellas personas que han perdido la flexibilidad metabólica es un duro reto. ¿Por qué?, porque la dificultad para oxidar los alimentos te deja en un estado de baja energía celular, lo que significa que esa persona no va a energizarse adecuadamente con la comida, necesitando más ingesta de la necesaria. Esto tiene una serie de consecuencias. La primera, y como es lógico, mayor sobrepeso, y lo segundo es que a pesar del mayor aporte calóricos tampoco experimentarán niveles óptimos de energía. Son personas que suelen realizar un sinfín de dietas que siempre acaban dejando precisamente por la sensación de abatimiento que la restricción calórica les impone, abocándolas constantemente a un efecto rebote devastador para su maltrecho metabolismo y sumiéndoles en una profunda frustración, antesala en muchos casos de la depresión. La mentalidad en muchas de las personas con IM (inflexibilidad metabólica) es que la dieta debe de tener un periodo de caducidad, y que una vez perdidos los kilos sobrantes se puede volver a los antiguos hábitos sin volver a recuperar lo perdido, pero esto es un profundo error. Cuanto más tiempo sean capaces de mantener unos hábitos saludables, mayor será la mejoría que experimentarán a nivel físico y emocional, y menor será el deseo de volver a sus orígenes dietéticos. Pero la dieta es insuficiente para devolverles la FM

      En segundo lugar, deben realizar una actividad física de manera constante. La dieta no es suficiente para restablecer la flexibilidad metabólica con la que poder obtener adecuados niveles de energía. La disminución del tejido adiposo fruto de una dieta siempre será positivo y mejorará la sensibilidad a la insulina y la captación de glucosa por la disminución los lípidos intracelulares, pero sin una actividad física no se producirá una mejora en la capacidad mitocondrial. Es necesario aumentar la cantidad y calidad de las mitocondrias, algo que solo puede lograr el ejercicio físico, porque de otro modo la dieta deberá ser restringida de modo permanente. Tener unas pocas "calderas" con las que quemar todos los sustratos energéticos de la dieta limitará sin duda la cantidad de calorías que pueden ser consumidas diariamente.

      Esto significa que se necesita de una actividad física que sea diaria, progresiva y duradera. El problema habitual es la tendencia imperante en la idiosincrasia humana de obtener resultados en el menor tiempo posible, y esto es algo que en muchos casos atenta contra la adecuada dirección que promulga un cambio definitivo. La vehemencia con la que muchas veces nos entregamos, obedece al deseo de solucionar rápidamente esos problemas que la mayoría de las ocasiones han estado acompañándonos durante bastantes años. El exceso de alta intensidad, sobre todo al principio, y dietas excesivamente restrictivas o de escasos nutrientes pueden echar por tierra nuestros deseos de cambio y abocarnos al abandono precipitado de nuestros objetivos.

      Pero volviendo a la pregunta de éste post, ¿la obesidad tiene cura?, sinceramente creo que no. Veo más bien la obesidad como una enfermedad crónica que exigirá siempre un adecuado control dietético para evitar precipitarnos nuevamente por la senda del exceso. Significa esto, que necesitaremos comer siempre correctamente, siguiendo, por ejemplo, una dieta paleolítica, y además, y de manera ineludible, añadir diariamente una actividad física que mantenga esa capacidad mitocondrial, que es será la clave para hacer que estos cambios sean definitivos.