domingo, 5 de enero de 2014

EL FRÍO, LA OTRA PATA DE LA SILLA.

    Siempre he dicho que una de las claves de la salud se encuentra en la flexibilidad metabólica, pues sin ella nuestra capacidad para oxidar ácidos grasos está mermada, algo que sin duda nos puede llevar a padecer determinados problemas como puede ser, entre otros, la obesidad, la resistencia a la insulina y diabetes tipo II, por poner algunos ejemplos. Por eso creo que el ejercicio físico, y especialmente el que incrementa nuestra capacidad oxidativa mitocondrial, se muestra como una herramienta fundamental para conseguir dicho fin, pero sin una dieta moderada-baja en hidratos de carbono de poco serviría, al disminuir nuestra capacidad para oxidar lípidos. Muchos de los que realizan dietas cetogénicas han mostrado una eficaz pérdida de tejido adiposo, pero otros se han mostrado algo más moderados en esta cuestión...,y que duda cabe que también los ha habido que no han perdido nada e incluso han ganado (amén del colesterol)
  ¿Qué es lo que puede estar pasando para que no todos consigan los mismos efectos?.



   Lógicamente no todos parten de la misma flexibilidad metabólica; unos han podido ser deportistas de muchos años, otros en cambio  sedentarios, otros delgados, otros con sobrepeso, o incluso resistentes a la insulina..., es decir, esas diferencias individuales condicionan nuestro metabolismo, nuestra forma de utilizar los diferentes substratos energéticos. En esta situación, una dieta cetogénica puede mostrar diferentes resultados (como en realidad sucede). Por eso, en su momento, intenté instaurar un protocolo para recuperar la flexibilidad metabólica, de tal forma, que lo primero sería llevar una dieta moderada en hidratos, junto a la contención calórica y el ejercicio físico (también de moderada intensidad), para que de este modo se procurase una adecuada pérdida del tejido adiposo, que era para mí era el paso fundamental para alcanzar esa supuesta flexibilidad metabólica. En otras palabras, a medida que se disminuía el porcentaje de grasa corporal se aumentaba la capacidad para usar con eficacia los ácidos grasos, de tal forma que llegados a un punto, las dietas cetogénicas podría ser empleadas de manera óptima sin percibir por ello los efectos colaterales experimentados por algunos. Pero creo que me faltaba un pilar para que todo esto encajara perfectamente, la termogénesis inducida por el frío. Significa esto que se podría adelantar el uso de las dietas cetogénicas, si y solo si, se añadía la termogénesis, en cualquier otro caso, la mejor manera de alcanzar la flexibilidad metabólica pasaría por seguir el mencionado protocolo (que todavía me falta por concluir).

   La cuestión es que la reducción hidratos en la dieta es el paso previo para que la enzima Acetil CoA Carboxilasa (ACC)se inhiba y se disminuyan las concentraciones de Malonil CoA, lo que activa la enzima Carnitina Palmitoil Transferasa (CPT1) permitiendo la entrada de ácidos grasos en la mitocondria para su oxidación. Por eso el ejercicio físico es importante, no solo por el mayor gasto energético que produce, sino también por la biogénesis mitocondrial (por la mayor expresión de PGC-1α), lo que mejorará progresivamente la capacidad oxidativa del músculo. En otras palabras, aumentar el número de mitocondrias es el paso previo para inducir una mayor pérdida de tejido adiposo, y esto a su vez esto es importante porque mejora la sensibilidad a insulina al disminuir los intermediarios lipídicos que interfieren con la translocación de los transportadores GLUT-4. Pero la cuestión es que esto puede ser potenciando de manera importante si añadimos la termogénesis (también el ayuno aumenta la expresión de PGC-1α), en esta situación, la exposición al frío aumenta la transformación del tejido adiposo blanco en grasa parda, muy rica en mitocondrias, pero con una peculiaridad, la de producir calor a expensas de los ácidos grasos, esto se consigue mediante una proteína, la UCP-1, que produce el desacople entre oxidaciones y fosforilaciones, en otras palabras, la energía que se utiliza para fosforilar ADP a ATP se disipa en forma de calor. Esta transformación de la grasa blanca en parda también se consigue con el ejercicio físico, pues a partir de PGC-1α, se segrega una hormona, la IRISINA, que transforma igualmente la grasa blanca en parda.

   Pero ahora fijémonos en una hormona: la leptina, esta hormona, que es segregada en proporción al tejido adiposo que se posee, tiene las siguientes características:

  • Disminuye la ingesta de alimentos al actuar sobre el núcleo arcuato reduciendo los niveles del neuropéptido Y (NPY)
  • Aumenta la oxidación de lípidos debido a la activación de AMPK, la cual inhibe a la enzima ACC (productora de malonil CoA) favoreciendo de este modo la entrada de ácidos grasos en la mitocondria.
  • Disminuye la secreción de insulina al actuar directamente sobre el páncreas, e indirectamente al activar el sistema simpático.
  • Estimula la expresión de las proteínas desacoplantes UCPs aumentando la producción de calor.
   Es decir, la leptina se convierte en nuestro mejor aliado a la hora de reducir el peso y conseguir de este modo la flexibilidad metabólica. Pero los niveles elevados que presentan las personas obesas indican posiblemente una resistencia hormonal, lo que significa que los efectos mencionados no se producen, pero además añadiría riesgos importante para la salud, por lo que no se trata de aumentar sus niveles en sangre sino más bien de sensibilizarnos a esta hormona. ¿Cómo se consigue? nuevamente en el frío se encuentra la clave. Efectivamente la termogénesis inducida por el frío, a pesar de disminuir los niveles de leptina, aumenta la sensibilidad de los receptores, por lo que necesitamos menos de esta hormona para conseguir el mismo efecto o más. El frío, al aumentar la sensibilidad a la leptina ( induce receptores de leptina), consigue suprimir el hambre, transforma el tejido adiposo blanco en marrón (consumidor de ácidos grasos),  pero además tiene otros efectos importantes:
  • Aumenta los niveles de IGF-1, hormona del crecimiento y GnRH (aumentando la producción de testosterona).
  • Aumenta los niveles de adiponectina, mejorando la sensibilidad a la insulina en hígado, tejido muscular y adiposo.
  • Fortalece el sistema inmunológico y aumenta las concentraciones de glutatión.
  • Disminuye el dolor debido al aumento de la noradrenalina.
  • Favorece la lipolisis del tejido adiposo al incrementar el SNS lo que aumenta la concentración intracelular de AMPc y consecuentemente se produce la activación de la proteína quinasa A (PKA), que a su vez activa la lipasa sensible a hormonas
 
   Resumiendo, los pilares en los que se debe asentar una eficaz perdida de peso se consiguen mediante una dieta baja en hidratos que propicie la lipólisis del tejido adiposo, pero esos ácidos grasos liberados deben ser completamente oxidados, por ello el ejercicio físico es importante, no solo por el consumo de ácidos grasos que conlleva, sino también por la mayor biogénesis mitocondrial, efecto que puede ser potenciado por el frío al producir la transformación del tejido adiposo blanco en marrón, rico en mitocondrias productoras de calor y consumidoras de ácidos grasos. Lógicamente el exceso calórico se contrapone a esta situación, por ello si se trata de adelgazar, restringir ligeramente el número de calorías parece lo más sensato, pero no hemos de preocuparnos de ello, la sensibilidad aumentada que produce el frío sobre la leptina ayuda enormemente en este sentido. De todos modos, hemos de pensar que nada sucede en nuestro cuerpo porque sí, y esto que expongo no es nada más que una situación que encaja perfectamente con la forma de vida ancestral llevada a cabo por aquellos hombres del paleolítico durante los duros inviernos que debieron experimentar. La supervivencia dependía precisamente de un metabolismo ampliamente adaptable que requería de la existencia de esta grasa parda generadora de calor, que consumía progresivamente el tejido adiposo adquirido en los meses precedentes por una alimentación más cuantiosa? y/o rica en carbohidratos? (la interrogación es por simple especulación). Además en los meses de invierno la caza debería ser mucho más complicada, lo que sugiere una alimentación más restringida. Por eso creo que, en imitación a nuestros ancestros, el invierno se convierte en la mejor época del año para disminuir progresivamente el porcentaje de grasa corporal, y una dieta cetogénica moderada en calorías(ayunos), junto al frío y la actividad física se convierten en las herramientas más eficaces para ello.

   Nuestra vida moderna ha reducido al mínimo este tejido adiposo consumidor de calorías y ha sobreexpresado en cambio el tejido adiposo blanco y la grasa visceral. Actualmente la grasa parda sólo aparece elevada en el recién nacido, pero nuevas investigaciones parecen indicar que en el ser humano adulto la transformación de grasa blanca en parda, ante el estimulo del frío, es más relevante de lo que se había pensado, pero el uso de la calefacción, (en el coche, en la oficina o en casa) y el exceso de ropa ha disminuido al mínimo este tejido. Si a esta modificación añadimos los cambios experimentados en nuestra alimentación, con un exceso de hidratos de carbono y/o calorías y una vida altamente sedentaria, creo que son motivos, más que suficientes, como para explicar por sí mismos la pandemia de obesidad y enfermedades metabólicas que asola nuestra civilización.

3 comentarios:

  1. GABRIEL Ese frío debería ser intenso , o sería en general cualquier " ausencia de calor" la que podría regenerar esa grasa parda?
    Lo comento porque hace meses que paseo diariamente a " pecho lobo ", por un parque a eso del medio día , Y bueno en estos meses la temperatura suele oscilar entre los 10 a los 16 grados Cº, a mi alrededor suelen pasar algunos con abrigo y guantes a veces y me miran, bueno te lo puedes imaginar :). Va bien así el tema , o debería meterme en agua con cubitos de hielo como el CR7, bueno también finalizo las duchas del gym con agua fría. Salu2

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    1. ¡Hola Gabriel!, me temo que sólo puedo hablar por mi experiencia. Bueno el año pasado me estuve sumergiendo en una piscina al aire libre desde septiembre hasta enero, todos, todos los días..., al principio aguantaba unos 15 minutos, pero cuando se puso realmente fría, percibía que luego me costaba mucho entrar en calor, y parecía como si hubiese realizado una actividad física muy intensa, por lo que fui reduciendo los minutos hasta llegar a los 3-4 minutos, de este modo esa sensación de frío posterior fue bastante menor. Ahora mismo estoy intercalando la piscina con duchas de agua fría dejándome secar al aire libre, para volver a repetir el proceso dos veces más. De este modo, tengo durante bastante tiempo la piel de gallina, pero una vez que me pongo la ropa percibo rápidamente calor y no el frío que me produce la piscina, por tanto creo que es mejor este segundo sistema. Además también voy siempre en manga corta, y duermo sin ropa y sin mantas. En definitiva percibir el frío intenso está bien, pero hay que ser muy progresivo, por eso al principio puede ser adecuado someterse durante unos pocos minutos para ir aumentando progresivamente la exposición. Con el tiempo estar en la calle con un simple polo con temperaturas de 5-10º (sin aire) puede ser lo más adecuado, pero está claro que cualquiera que te vea de semejante guisa puede considerarte un auténtico "friki". Creo por tanto que más que en la intensidad del frío está en la duración de la exposición (algo que requiere temperaturas algo más altas). ¿Hasta donde se puede llegar?, no lo sé, supongo que es una cuestión bastante subjetiva la activación de la grasa parda, pero lo que si es cierto es que cuando hago algún día de sobrealimentación noto calor como si fuese una auténtica estufa...¿grasa parda quemando exceso de calorías?, puede. Eso sí, para aumentar la eficacia de la termogénesis la dieta debe ser habitualmente, baja en hidratos y calorías.

      ¡Un saludo!

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  2. Enhorabuena Carlos por este pedazo de artículo y este pedazo de blog, es increíble lo que se aprende contigo, de verdad disfruto y aprendo muchísimo leyéndote. Que suerte he tenido al encontrar tu blog, aunque muchas veces desconozco algunos términos, veo que conoces la materia y eso da mucha seguridad, aportando estudios y ejemplos. Eres grande.

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