jueves, 7 de febrero de 2013

PUNTOS CRÍTICOS EN LA PALEODIETA VI: EL EJERCICIO FÍSICO

Y por fin llegamos al final de ésta serie de posts que he dedicado a los aspectos que he creído importantes recalcar en la paleodieta. En éste último, trataré de responder a la siguiente cuestión:

¿QUÉ TIPO DE EJERCICIO FÍSICO HE DE REALIZAR?

 Mientras que en la esfera primal parece existir un consenso más o menos claro en relación a los alimentos que han de consumirse y  evitarse, en el tema físico he podido apreciar que ese consenso desaparece, y aunque existen diversas modalidades que pudieran encajar, en opinión de sus practicantes, con la filosofía paleo, creo que no está de más intentar aclarar éstos puntos de manera definitiva.


  Si nos remontamos a nuestro pasado evolutivo, nos damos cuenta que la alimentación seguida por nuestros ancestros tiene poco que ver con lo que actualmente se considera una dieta saludable, pero la realidad de una especie no se diseña en unos pocos cientos de años (ni mucho menos en unos pocos), por tanto hemos de considerar que la opción más saludable es aquella que permitió la subsistencia de una especie durante toda su evolución. Sabemos que los alimentos de por sí, no son ni buenos ni malos, y que las espectaculares propiedades arrojadas en el laboratorio no tienen porqué manifestarse posteriormente en nuestro organismo, y esto es así en virtud de algo muy importante, que parece obviarse con relativa frecuencia y me refiero a la ADAPTACIÓN. Ella es en realidad el verdadero termómetro capaz de discernir lo bueno, de lo malo.

  Ahora, utilizando éste mismo termómetro de la ADAPTACIÓN, vamos a intentar averiguar para qué ejercicios el ser humano se encuentra más capacitado. Siguiendo la lógica empleada con los alimentos podemos caer en la tentación de pensar que imitando las actividades físicas de nuestros  ancestros estaríamos en la senda correcta, y por éste mismo motivo, actividades como subirse a los árboles, mover y lanzar rocas del terreno, o imitar labores de caza o lucha nos reportaría una mayor ventaja física en comparación con los distintos deportes que realiza el hombre moderno. Pero veamos si ésto es así. Todas esas actividades reseñadas podrían resumirse en las siguientes: Caminar, correr, saltar, trepar, escalar, reptar, mover, empujar, acarrear etc. Es decir, realizar todas y cada unas de las actividades que acabo de enumerar nos supondría un beneficio añadido al que habría que sumar las modificaciones ya efectuadas con nuestra alimentación. Bien pues yo digo que eso es FALSO.

 Nos estamos equivocando al extrapolar las actividades físicas de nuestros antepasados paleolíticos para encajarlas "a capón" en las  circunstancias actuales, (y no me extrañaría que en cierto modo estemos cometiendo el mismo error con los alimentos, pero ya lo explicaré en su momento). Todas esas actividades que he enumerado, en realidad no son lo importante, de hecho existen muchas disciplinas deportivas que pueden utilizar casi todas ellas. ¿Qué quiero decir entonces con todo ésto?, que NO ES LA ACTIVIDAD QUE SE REALIZA, SINO  EL CÓMO SE PLANIFICA, es decir nuestros genes no me hablan tanto de lo que debo de hacer sino COMO LO DEBO DE HACER.

  Para empezar, si nos atenemos al porcentaje de los distintos tipos de fibras musculares que poseemos,  me estarían remarcando la importancia que tienen las actividades de poca intensidad en el ser humano, pues la mayor cantidad de fibras roja así me lo indica, seguido por actividades de intensidad media, remarcada por el tipo de fibra IIa, y por último la fibra IIB reflejarían el menor impacto en las actividades de intensidades muy elevadas.


  Ésto es lo realmente importante, y aunque el entrenamiento puede modificar en cierta medida los porcentajes, nos está dando una pista clara de como debemos planificar el entrenamiento, pero por desgracia ésto tampoco nos lo dice todo. Hay para mí una pregunta crucial, de cuya respuesta depende en gran medida nuestro rendimiento, y ésta no es otra que la siguiente:¿Cada cuanto tiempo puedo entrenar con intensidades elevadas o muy elevadas?.

  Todos sabemos que para potenciar nuestras capacidades físicas es fundamental empujar a nuestro físico hasta superar cierto umbral sin el cual el progreso apenas se manifiesta, esa superación,  requiere una cierta intensidad, ¿cuánta en realidad?, difícil respuesta, pero creo que debe ser mucha y por breve periodo de tiempo.

  Para intentar responder a ésta cuestión, no nos queda más remedio, que nuevamente remontarnos a nuestro pasado evolutivo, y tratar de imaginar situaciones reales que demandasen ese grado de intensidad del que hablamos. Y en particular, solo se me ocurren las siguientes:

  -Las jornadas de caza,
  -La huida para evitar ser la presa
  -Alguna contienda con alguna otra tribu rival.

Éstas situaciones en realidad nos están hablando de situaciones críticas que perfectamente podría definirse como de vida o muerte, lo que nos da una idea de las intensidades que debieron emplearse.

 Ahora al tratar de imaginar cada cuanto tiempo éstas se podrían producir, me cuesta pensar en una frecuencia tan alta como para que todos los días se diera una o varias de éstas circunstancias, por lo que creo más razonable reproducirlas a lo sumo semanalmente. Y ésta para mí es la clave del rendimiento: sí somos capaces de entender que es imposible aumentar nuestra capacidad sobrepasando los máximos días de trabajo intenso que podemos realizar a la semana, estaremos en una disposición única para modificar nuestras capacidades y mejorarlas como nunca antes habíamos hecho.

 A modo de resumen quiero RECALCAR las siguientes ideas:

  -NO EXISTE UNA ACTIVIDAD FÍSICA ÚNICA QUE PUEDA DEFINIRSE CON EXCLUSIVIDAD A NUESTRA GENÉTICA EVOLUTIVA. Por tanto, menospreciar actividades físicas por el hecho de realizarse en una sala, creo que no es el camino adecuado.

 -LA MEJORA DE NUESTRO RENDIMIENTO FÍSICO REQUIERE ENTRENARSE CON MUCHA INTENSIDAD DE MODO BREVE E INFRECUENTE.

-LAS ACTIVIDADES FÍSICAS DE BAJA INTENSIDAD DEBEN CONSTITUIR LA MAYOR PARTE DE NUESTRO TRABAJO FÍSICO. (se excluye trabajos sedentarios)

-LAS INTENSIDADES MEDIAS DEBEN FORMAR PARTE DE NUESTRA RUTINA CON MENOR FRECUENCIA QUE LAS INTENSIDADES BAJAS PERO MAYOR QUE LAS INTENSIDADES BAJAS.

 Para finalizar, en el siguiente post trataré de mostrar algún tipo de entrenamiento que pueda servir de modelo y que recoja todas las ideas contenidas aquí.


   









3 comentarios:

  1. Yo creo que la actividad física del hombre antiguo es el anti-entrenamiento.
    Cuando se habla de entrenamiento en la esfera deportiva, se habla de rutinas, repeticiones, esfuerzo, recuperación y supercompensación.
    Y siempre se busca mejorar un gesto deportivo o una destreza. Incluso el crossfit que es el abanderado de la "actividad física paleolítica" cae dentro de esta visión deportiva de la actividad física.
    Si queremos emular la actividad física del hombre primitivo, ésta debe ser infrecuente, no programada, generalista y no especifista, no rutinaria, esporádica, intensa de a ratos, larga y suave, aleatoría...
    Y esos ciclos de entrenamiento de los que hablan los entrenadores, en difinitiva, deberían ser ciclos regidos por cambios naturales.
    Pero claro, siendo que vivimos en un zoológico, nos suena el despertador a las 8, volvemos del trabajo a las 18, nos acostamos a las 0, hacemos 6 comidas por día, etc., poder acompasar la actividad física con ciclos naturales es una tarea imposible.
    Entonces aquel random primitivo hay que transformarlo en un no-random programado.
    Si bien el hombre es incapaz de reproducir un random (*), creo que lo más parecido podría ser intentar armar una programación fractálica de la actividad física.

    * Experimento curioso: puntos distribuidos al azar vs. puntos ordenados "desordenadamente". La primera impresión que uno suele llevarse es que los ordenados son los random, cuando en realidad es al revés. http://www.jjsboyce.ca/2012/01/06/humans-cant-create-randomness/

    Saludos!

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    1. ¡Hola Agustin!, precisamente a ese punto es donde quería llegar, quizás no se trata tanto de emular la actividad física del hombre del paleolítico, sino otras características que dimanan de la propia actividad..., no es el qué, sino el cómo y el cuándo. Por suerte o por desgracia, vivimos en el momento actual, y eso tiene su lado positivo y su lado negativo, y tratar de minimizar el impacto de éste último se constituye como el principal objeto de éste blog. No pretendo aniquilar todo lo moderno por el hecho de serlo, sino solamente aquello que realmente puede ser pernicioso para la salud. Creo que nunca podrá existir un avance cuando éste opera en contra de la propia esencia del ser humano.

      Me da igual los motivos que llevaron al hombre del paleolítico a realizar una actividad física, y también me da igual cuál era esa actividad, pero la forma (el cómo)en que lo hicieron, sí que me importa porque diseñó los patrones que hoy en día siguen operando. Es complicado tratar de emular esa forma "azarosa" (de azar)de ejercitarse de nuestros ancestros, y de hecho no lo pretendo, como bien dices vivimos en un "zoológico",y por tanto nuestra vida opera según una series de criterios impuestos, son las "reglas del juego" , y aunque delimitan completamente nuestra existencia, siempre, siempre, siempre hay un pequeño margen para el azar.

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  2. Sólo queria dejar un comentario para felicitarte por el blog, sin duda de los mejores en el aspecto de comprensión: facilitas muchísima información pero de una manera comprensible para todo el mundo. De verdad, enhorabuena porque es muy complicado aunar información y comprensión sencilla.

    Espero ansioso el próximo post respecto al entreno modelo, ya que por lo menos a mi es la parte en la que aún tengo más dudas, como organizar el ejercicio físico para que se adapte a la paleodieta y a la vida "primal", sin caer en el sobreentreno y en los errores a los que estamos más acostumbrados.

    Un abrazo!

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