lunes, 3 de diciembre de 2012

LA IMPORTANCIA DE LA MEDITACIÓN



Que significa soñar con navegar  Plantearnos un fin, a veces supone un intento baldío en una mente atormentada, la ilusión en éstos casos no cala lo suficientemente profunda como para constituir un referente que convierta nuestra voluntad en el auriga de nuestros pasos. Emprender una senda virtuosa, en esos momentos, es una tarea muy complicada. La losa que aplasta nuestras ideas, impide clarificar de manera acertada las decisiones más correctas para nuestro beneficio. Las referencias cortoplacistas a las que nuestra mente, en ésta situación nos arroja, suponen un caminar deambulante de subidas y bajadas, que convierte nuestra vida en un péndulo destructivo. 
   Buscar un remanso de paz en el interior de nuestra mente, supone detener por un instante, la montaña rusa de pensamientos que azotan nuestro ánimo, y nos devuelve la posibilidad de decidir adecuadamente, sin la zozobra de ideas que nos hacen resollar como ecos de una mente angustiada.

 ¿Cómo plantearse en una situación así, las modificaciones necesarias que liberen nuestro cuerpo y mente de las ataduras de un destino equivocado?. Nuestras decisiones nos condicionan, pero las equivocaciones nos subyugan. Saber desembarazarse de las ataduras que afligen nuestra personalidad es un paso necesario para que puedan desencadenarse otra serie de acontecimientos que nos transporten finalmente al punto de partida de la auténtica la transformación. No basta con un golpe de timón para evitar el naufragio en un tormenta; cuando el barco es empujado por un mar embravecido hacia un acantilado de abruptos riscos, requiere un esfuerzo sobrehumano no solamente de su timonel, sino de toda la tripulación que ha de enfocar en un único objetivo: la salvación. Evitemos pues ésta situación.

  Solamente, cuando la calma logra instaurarse, nuestros pensamientos vuelven a fluir libremente, expandiendo nuestro ser a un estado óptimo y adecuado donde reprogramar nuestros objetivos y enfocar por un instante, la senda correcta. Porque es en éste momento cuando las ideas tienden a clarificarse, y las tensiones de nuestro cuerpo a desaparecer. Mantenerse por tiempo en una situación así, posibilita mayor probabilidad en la consecución de los fines planteados.

  Busquemos ese momento, a lo largo del día, como una necesidad básica para restablecer el equilibrio que progresivamente y ante los factores externos e internos,  acaba declinando. Sí, somos constantes y conscientes en su importancia, podremos afrontar, con más perspectivas de éxito, los objetivos que nos marquemos, pues es en éste preciso instante donde,  podremos grabar a fuego, las visiones que del futuro, deseamos para nosotros. Éstos recordatorios diarios se convierten pues en una necesidad. 

  Podremos dejar nuestra embarcación seguir las corrientes, que a cada momento vayan surgiendo, pero eso significa que tarde o temprano deberemos poner todas nuestras energías para evitar el naufragio que a buen seguro aparecerá. Jugarnos nuestra existencia a un sólo momento  me parece una actitud temeraria, pues a poco que fallemos en las maniobras, habremos conseguido un daño, posiblemente irreparable o en el peor de los casos, incluso letal.  Pero si diariamente, buscamos ese momento de meditación, repasaremos fácilmente nuestra trayectoria y nos impulsaremos plácida y felizmente al lugar realmente anhelado.

 Pero en realidad, ¿qué es la meditación?. Para mí, es un estado, en el que somos capaces de interceder en el curso de nuestros pensamientos con el fin de encauzarlos en la dirección adecuada para lograr fines más pulcros, es decir, un momento óptimo de reflexión, donde por un momento conseguimos detener los vaivenes que acontecen en nuestra vida diaria y nos centramos en los aspectos importantes de nuestra existencia, y que por diversos motivos, siempre quedan aparcados en un segundo término.

 Lograr la quietud y sosiego de un espíritu agitado, no es una tarea fácil y sencilla, y como todo en ésta vida, requiere de una dedicación constante para  conseguirlo.

 Creo que con veinte o veinticinco minutos diarios que dediquemos a tal fin, podrían ser suficiente. Hemos de pensar, que con la práctica se consigue finalmente el perfeccionamiento, y con ello ahorrar tiempo. Cada uno, debe ser persuasivo en sus propias técnicas, lo importante en éste caso es el fin, es decir, apartar por un instante el torbellino de pensamientos e ideas, que de una o otra forma inciden en aspectos físicos, y que en muchas ocasiones acaban perjudicando. Hemos de lograr disociar nuestra cuerpo, de nuestra mente. El primero ha de desaparecer de nuestra consciencia, para que las ideas y pensamientos referenciadas a él  también lo hagan, y sean sustituida de forma deliberada por aquellos otros pensamientos que van ha revertir en un cambio positivo de nuestro ser.

  Para ello, y sobretodo al principio, hemos de buscar un lugar, tranquilo, donde sepamos que no vamos a ser molestados en la siguiente media hora. Para mí, la mejor forma es tumbado boca arriba sobre la cama, en una habitación en penumbra, y llevando una ropa cómodo que no cause ninguna opresión. Es posible, que otras personas se sientan más cómodas sentadas, o en cualquier otra posición.

  En esta situación, comenzamos a tomar control de nuestra respiración, que trataremos de hacerla poco a poco, más profunda, pero sin forzar. Intentaremos realizar una primera relajación corporal general, intentando prestar atención a los músculos faciales, lumbares y cervicales, con el fin de "soltarlos" si percibimos su tensión. Una vez, realizado ésto comenzaremos, a relajar más profundamente el cuerpo, empezando por las piernas, luego brazos, espalda, abdominales, pectorales, cuello, cara, y resto de la cabeza. Terminado de realizar ésto, volveremos a realizar recorridos generales intentando identificar cualquier punto de tensión. Nada puede quedar contracturado. Es fundamental, llegar a ese estado de relajación física total, de hecho, debería ser tal, que no sería de extrañar perder completamente la conciencia de nuestro propio cuerpo.

   No podemos ir más allá, con nuestros pensamientos si hay alguna parte de nuestro cuerpo que todavía demanda nuestra atención. No obstante, y como dije al principio, ésto requiere de práctica diaria para llegar a su completo dominio. Yo al principio, para ayudarme, lo que hacía, era pensar que me iba convirtiendo en una estatua de piedra de manera progresiva, es decir pensaba que mi pie derecho se estaba transformando en una piedra, y poco a poco notaba la rigidez, y pesadez propia de dicho elemento; una vez hecho ésto con un pie continuaba con el otro y así iba ascendiendo por la piernas, le seguían los brazos y resto del cuerpo, hasta que finalmente me convertía en una estatua rígida e inerte. Una vez llegado a éste punto comenzaba nuevamente por los pies e intentaba imaginar que iban desapareciendo, y así de éste modo iba ascendiendo nuevamente por mi cuerpo pero esta vez imaginado como si se me desvaneciese en la nada, hasta lograr no sentir  absolutamente nada. Es precisamente en éste momento, donde solo permanecen los pensamientos, y donde realmente tenemos la capacidad de reprogramarlos con el fin de modificar nuestra existencia en algo más positivo. No entro en temas religiosos, ni trascendentales, sólo hablo del individuo, y de como poder en muchos casos "resetear" todas las experiencias traumáticas, que por desgracia hemos de soportar diariamente, y que de una u otra forma, inciden de una forma muy directa, en nuestro estado de salud, no solamente física sino también mental. Éste es un ejercicio, que en definitiva pretende devolvernos el equilibrio energético, que por culpa de muchos factores externos acaban intoxicándonos y haciéndonos mucho más vulnerables.

  Pero no solamente, su fin es reequilibrarnos en el sentido mencionado, cualquier modificación fundamental que pretendamos llevar a cabo necesita de esa reprogramación ideológica, que solamente puede ser llevada a cabo en dichos estado de conciencia ampliada. Es decir, si nuestro objetivo es comenzar una dieta, con el fin de mejorar nuestro aspectos físico, necesitaremos de la ayuda inestimable que la meditación puede brindarnos.

   Pero también puede ser usada, para reparar, sanar o curar aspectos físicos o psicológicos, que por diversos motivos hemos deteriorado. Para ello visualizaremos,  la zona en cuestión, e imaginaremos como restauramos su integridad. No quiero decir, que nuestro cuerpo, en dichos estados sea capaz de autorepararse, pero los mensajes y visiones positivas sobre un aspecto determinado, redunda en una mejor predisposición para hacernos más resistentes, y llevar a cabo esas  modificaciones que en definitiva sí contribuyen a ello. Sí diariamente, somos capaces de llegar a ese estado de conciencia y manifestar nuestra inquebrantable voluntad de conseguir nuestros fines, estoy seguro, que será muy difícil que algo o alguien logren apartarnos de nuestras metas.

   Los objetivos, sean los que fuesen, son refrescados diariamente, gracias a la meditación. Ahora estaremos en la disposición de acometer cualquier cambio substancial de nuestra existencia, porque ahora sabremos que el camino elegido es el verdadero.






2 comentarios:

  1. Es curioso (imagíno que lógico en cierto sentido) que yo para relajarme en la cama hacia algo parecido sin haberlo leído en ningún lugar con anterioridad. Es decir, iba repasando todo el cuerpo de arriba a abajo en busca de tensiones y luego me imaginaba que era una piedra.

    Un saludo!

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    1. ¡Hola Saul!, gracias por tu comentario. Para ser sincero, tampoco recuerdo como surgió lo de pensar en una estatua, pero lo que si es cierto que al hacerlo empleaba menos tiempo en conseguir esa relajación completa.

      ¡Un saludo!

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