Bueno, si nos implicamos con las pautas de los anteriores posts, y la voluntad no se "tuerce"..., podríamos llegar, con el tiempo, a ese punto fantástico en el que nos podríamos empezar a preocupar ya no tanto por la salud sino por la forma de mejorar la composición corporal, y no es que hasta este momento no lo hayamos hecho, pero ahora estaremos en esa situación donde el aspecto estético podría empezar a tomar un mayor protagonismo. Nuestra salud mejorada sin duda por todos los kilos perdidos, no debería erigirse ahora como el protagonista principal de nuestros esfuerzos, aunque nunca se pude bajar la guardia en esta última cuestión.
"Hay muchas dietas con las que se podría perder peso fácilmente, (también la salud, no lo olvidemos) y aunque esta pérdida rápida puede ser un incentivo para lograr una mayor implicación por nuestra parte, una vez llegados al estancamiento, ¡QUÉ LLEGAREMOS!, la motivación que nos mantenía firmes y decididos en la consecución de nuestros objetivos desaparecerá de un plumazo. Pero es cierto que tomarse las cosas con calma puede generarnos serias dudas sobre la eficacia del lo que estamos haciendo al no percibir transformaciones contundentes, y claro, en estas circunstancias mantener una voluntad decidida se vuelve una labor complicada.
Muchas veces pienso en la dieta como una autopista cargada de tráfico en la que todos tenemos mucha prisa por llegar a nuestro destino; esta inquietud nos hará cambiar de carril con frecuencia intentando evitar la mayoría de las veces el carril derecho al ser el considerado como el lento. Pero estos vaivenes buscando el movimiento sólo lograrán hacernos avanzar unos pocos metros antes de detenernos y contemplar abrumados como ahora el carril contiguo es el que avanza;y de este modo y no exentos de riesgos, iremos zigzagueamos sin percatarnos que el derecho es el que finalmente más avanza.
Yo entiendo que todo el mundo debe vivir de todo el mundo, aunque algunos te dirán poseer la receta o la barita mágica con la que conseguir que los kilos que inoportunamente has ganado a lo largo del tiempo desaparecerán como por arte de magia. Pero nadie realmente va a preocuparse por ti más de lo que tu mismo deberías hacer. Sé que hay buenos nutricionistas y preparadores físicos, es verdad, buenos profesionales nunca faltan, pero en tu camino pocas veces te vas a encontrar con alguno de ellos, lo siento, pero es así. Muchos de los que veas tendrán más empuje que conocimientos, otras en cambio, irán sobrados de talento pero nula capacidad para transmitirlos y mucho menos de motivarte, pero sin duda los que siempre estarán muy cerquita de ti son aquellos interesados en tu bolsillo.
PERO REALMENTE LOS CULPABLES DE ESTA SITUACIÓN NO SON ELLOS, ¡ERES TÚ!, SIEMPRE TÚ. Si se aprovechan de ti es porque tienen oportunidad de hacerlo. Depositas en los demás la responsabilidad de tu propia salud; confías en que ellos podrán solucionar lo que tu has sido incapaz de hacer..., pero nadie podrá ayudarte si no participas activamente en tu salvación, si actúas como un avestruz lo más normal es que te puedan engañar con relativa sencillez. Podría entender que hace bastantes años el conocimiento fuese un bien escaso difícil de obtener, ¿PERO HOY..?, HOY ESO YA NO ES EXCUSA. EL PROBLEMA ERES TÚ. La salud y un físico trabajado no puede ser logrado con píldoras milagrosas, ni con dietas extravagantes, ni con suplementos de última generación, ni con entrenamientos MEGA-HIITs diseñados para soldados profesionales. Todos tenemos una idea en nuestra mente de lo que realmente nos gustaría ser, pero para alcanzarla no podemos desentendernos de esta situación como si viésemos una película de nuestra propia existencia.
No por mucho mirar fotografías de deportistas profesionales nos convertiremos en atletas de élite, no por reproducir su alimentación o su entrenamiento conseguiremos el físico tan ansiado que creemos merecer. Cada uno tiene sus virtudes y sus defectos, sólo cuando te conozcas sobradamente serás capaz de señalar los limites razonables que podrías, tal vez acariciar, pero serán los tuyos, no los de otro".
Bueno, después de esta "charla" para no perder el norte, continuamos con la cuarta parte de esta serie de post dedicado al adelgazamiento. En éste en concreto, vamos a tratar de mejorar la composición corporal reduciendo algo más el tejido adiposo, no es que lo que hayamos estado haciendo hasta ahora sea algo distinto, pero es cierto que muchos se sentirán ya cómodos con un porcentaje de grasa corporal entre el 15 ó el 20%, pero otros, llegados a este punto, sentirán la necesidad de ir algo más allá. ¿seguimos?
¡No es cuestión de comer menos!, esto sabemos que es absurdo; los que han ido regulando a la baja las calorías ingeridas para mantener la pérdida de peso, seguramente habrán catabolizado una cantidad nada despreciable de masa muscular, pero por contrapartida el tejido adiposo se mostrará inmutable a este planteamiento. En esta progresiva restricción calórica llevada a cabo con el fin de mantener la pérdida de peso podríamos acabar próximos a la anorexia casi casi sin darnos cuenta. Tenemos que pensar que la homeostasis orgánica tiende a devolvernos a los niveles previos a nuestra dieta, y con más vehemencia cuanto más rápida haya sido la pérdida de peso. Esto es debido a que existe una regulación del peso a largo plazo, llevado a cabo por hormonas como la leptina y grelina, y cómo no, también la insulina.
La leptina es una hormona segregada en proporción a la cantidad de tejido adiposo blanco que se posee (más por la grasa subcutánea que por la visceral), la cual es capaz de modular una respuesta a nivel central al estimular la actividad de neuropéptidos anorexigénicos (sacientes)como proopiomelanocortina (POMC)y transcrito regulado por anfetamina y cocaína (CART) precursores de la hormona estimulante de los melanocitos alfa (MSH-α), además inhibe otras señales estimulantes del apetito como las provenientes del neuropéptido Y (NPY). También estimula el sistema simpático para aumentar el gasto.
La grelina es una hormona de origen gástrico que estimula a nivel central el neuropéptido Y, aumentando el apetito. Sus niveles están elevados antes de la ingesta de alimentos y se reduce drásticamente una hora después de la comida. Pero además de esta regulación a corto plazo, también, al igual que la leptina, sufre variaciones en el largo plazo. En personas obesas, la leptina, como es lógico, se encuentra elevada, esto debería producir saciedad y aumentar el gasto energético, pero la realidad muestra que esto no ocurre, por lo que se habla claramente de una resistencia hormonal. La grelina por su parte parece antagónica a su función, y en este sentido su concentración es inversamente proporcional a la de leptina, aunque también con el de insulina, pero en personas obesas con niveles de insulina normales la grelina permanece disminuida, por lo que se relaciona mayormente con las concentraciones de leptina. Pero también, en personas anoréxicas o extremadamente delgadas, los niveles de grelina son especialmente altos y bajos los de leptina, esto en principio debería impulsarlas a comer y reducir el gasto, pero tampoco ocurre exactamente, es como si existiese nuevamente una resistencia hormonal a la grelina o se produjese una adaptación a la restricción constante de alimentos.
Pero fuera de estos casos extremos donde parece que la leptina y la grelina han dejado de actuar, cuando reducimos el peso con dieta y ejercicio físico, ambas hormonas parecen desperezarse de su letargo y comienzan a actuar acorde a su diseño funcional, ¡bien!, pues no, yo diría mal, muy mal. Su funcionamiento ahora no está programado para llevarnos a nuestro peso ideal, sino para devolvernos de cabeza al peso que hemos dejado atrás.
La pérdida de tejido adiposo habrá logrado disminuir los niveles de leptina y por contra aumentar los de grelina. Consecuencias de ello: al tener menos leptina y más grelina, el hambre se convertirá en nuestra compañera inseparable de viaje, y en cambio nuestro metabolismo se reducirá significativamente. Esto se puede traducir en: "DIFICULTADES PARA PERDER PESO"; es en estos momentos cuando, guiados por nuestro instinto y las prisas, intentaremos cambiar de carril para coger el que circula más rápido, y empezaremos a intentar realizar más ejercicio y comer menos, pero al hacerlo, CONSEGUIREMOS EXACERBAR AÚN MÁS LAS DIFERENCIAS: más grelina y menos leptina, es decir, más hambre y menor gasto, pero esto trae otro jugador más: EL CORTISOL, al que todos ya conocemos; ahora sí se puede decir que la partida está a punto de finalizar trágicamente para nosotros, ¿continuamos reduciendo calorías y realizando más ejercicio...?, Ahora que nuestras hormonas se han desperezado de su letargo, y el cortisol se une al juego sería como intentar tirar un muro a cabezazos. Es tiempo de cambios, es hora de dar una vuelta de rosca. ¿continuamos...?
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