miércoles, 26 de marzo de 2014

UNA CUESTIÓN DE SUPLEMENTOS

   Si hay algo que puede definir las últimas décadas del siglo pasado y los primeros compases del presente, es la expansión colosal que han experimentado los suplementos alimenticios. Este negocio más rentable no puede ser a tenor de las cifras que se manejan tan sólo en Estados Unidos, donde estaríamos hablando de cantidades cercanas a los 25.000 millones de dolares anuales, por lo que una extrapolación a nivel mundial es como para poner los pelos de punta.

  Pero uno podría pensar que un negocio tan boyante no puede ser fruto de la casualidad, es decir, no pueden estar vendiendo únicamente humo y proseguir esta expansión tan vertiginosa como si tal cosa, al no ser que realmente los SUPLEMENTOS DIETÉTICOS FUNCIONEN. Por tanto, podemos concluir, siguiendo la máxima de: "todo el mundo no puede estar equivocado", que los suplementos pueden ser una opción bastante aconsejable sea cual sea el motivo que nos empuja a su consumo, ¿verdad?.

   El problema que yo veo a este planteamiento, es que la verdad no es sostenible únicamente por la cantidad de personas que la sustentan, y en muchas ocasiones la verdad suele caminar solitaria, lejos del mundanal ruido que propician las grandes aglomeraciones. Es cierto que a medida que la alimentación ha ido perdiendo calidad nutricional, otra serie de compuestos han venido a suplir las carencias dejadas por esta. La idea en un principio podría ser buena, pero todo en la vida hay que tomarlo con relativa precaución, porque no siempre podríamos saber si se trata de una auténtica necesidad la que subyace en la toma de un producto concreto o más bien se trata de espurios y artificiales intereses comerciales los que crean esa falsa necesidad.

   Los preparados multivitamínicos, las vitaminas aisladas, los minerales, los antioxidantes son frecuentemente tomados por la población en general que entiende que las cantidades dispensadas por nuestros alimentos son insuficientes. Y esta insuficiencia viene originada precisamente por el empobrecimiento de nuestras tierras de cultivo ocasionado por procesos intensivos agrícolas que progresivamente van detrayendo del suelo los minerales que contienen. Pero no sólo es una cuestión de la menor calidad nutricional de los alimentos que consumimos la que nos demanda un aporte extra. Nuestra forma de vida, altamente exigente y compleja, parece imponernos mayores concentraciones de vitaminas y minerales para funcionar correctamente. El estrés, el tabaquismo, el alto consumo de azúcares, el alcohol, los aditivos alimentarios, los pesticidas, los metales pesados, el deporte extremo, los medicamentos y el deterioro de nuestra flora intestinal son situaciones que en principio pueden aumentar el requerimiento de estos micronutrientes. Lógicamente la carencia de una o varias de estas vitaminas dará lugar a una sintomatología un tanto difusa, pero que generalmente suele cursar con cansancio, apatía, desgana..., en definitiva, falta de energía que parecen indicar que las cosas no van del todo bien. Y es en este momento cuando recurrimos a la suplementación, pero, ¿estaríamos, acaso, haciendo algo malo?. Lógicamente cada uno puede hacer lo que quiera en este sentido, pero antes de tomar nada en concreto deberíamos examinar nuestros hábitos para intentar descubrir qué es lo que podríamos mejorar.

     Si fuese por cualquiera de las situaciones anteriormente descrita, creo más razonable, dejar de fumar que suplementarse con vitamina Cdejar de beber alcohol que necesitar más vitamina del grupo Bbajar el consumo de azúcar que suplementarse con B1 o picolinato de cromotomar el sol y salir a pasear al aire libre, que consumir vitamina D; mejorar nuestra flora intestinal para que éstas produzcan y faciliten la absorción de vitaminas y minerales que tomarse preparados que contengan vitamina K, B12, B5, ácido fólico, calcio y el hierro. Entrenar de modo más racional, pautando unos descansos ineludibles y evitando realizar actividades extenuantes a diario, que tomar vitaminas antioxidantes o toda esa suerte de bebedizos que circulan por la mayoría de los gimnasios. Bueno, esto es mi particular forma de ver las cosas. Pero es cierto que antes debemos mejorar la calidad de aquello que consideramos nuestra DIETA. ¿De qué me sirve tomarme un suplemento multivitamínico si me alimento a base de hamburguesas del Mc Donald's por poner un ejemplo?. Creo que este siempre será el primer paso, pero por desgracia, los suplementos nutricionales se han convertido en los PARCHES DE UNA MALA ALIMENTACIÓN, y el problema no está precisamente en estos compuestos químicos, que en determinadas ocasiones pueden tener incluso su función, sino que nos lanzamos a su consumo masivo con el fin de complementar una alimentación claramente deficiente.

  Pero no siempre los suplementos son consumidos para evitar o prevenir posibles carencias, sino que lo hacemos con el firme convencimiento de que esto puede mejorar de manera inequívoca nuestra salud, alejándonos de los trastornos propios de la civilización moderna, como puede ser la diabetes, la enfermedades articulares crónicas o el propio cáncer. Pero puede que estemos pintando un panorama alejado de la realidad; son numerosos los estudios que muestran poco o ningún beneficio en este sentido, y no son pocos también los que arrojan, más que dudas, auténticos perjuicios por su consumo crónico. A continuación dejo una serie de enlaces en este sentido:


   No trato de disuadir del consumo de vitaminas, minerales, preparados o "bebedizos" de gimnasio, tan sólo quiero poner de relieve que su uso no sólo puede ineficaz para nuestros propósitos sino que también podrían acarrear efectos deletéreos en la salud cuando se consumen de manera inadecuada o en altas concentraciones.

   Siempre debemos procurar cubrir nuestros requerimientos con una alimentación natural y nutritiva; creo que esto debe ser la primera cuestión a la que deberíamos atender. Quizás ya no sea tanto un problema de lo que comemos sino de aquello que podríamos dejar de comer (o hacer). Cuanto peor sea la calidad de nuestra comida, mayor serán las probabilidades de que presentemos determinas carencias en cuanto a vitaminas, minerales, ácidos grasos y aminoácidos esenciales se refiere. Las opciones son dos, seguir del mismo modo, y suplementarnos adecuadamente o tratar de corregir estas deficiencia con una mejora sustancial en la calidad de los alimentos ingeridos. Creo que lo más razonable es esto segundo. Si realmente necesitáramos de un micronutriente en concreto, porque así ha sido determinado en una analítica de sangre, creo que lo razonable sería tratar de suministrar en forma de suplemento el elemento en cuestión, pero la pregunta que deberíamos atender primeramente es: ¿POR QUÉ PRESENTO DICHA CARENCIA?, y la siguiente cuestión a resolver sería: ¿QUÉ ES LO QUE PODRÍA HACER, PARA MEJORAR ESTA SITUACIÓN?.

   Está claro que si realmente presentamos una deficiencia concreta debemos atenderla, como es natural, incluso con la suplementación, pero es posible que si no atendemos a las causas reales que subyacen en esta carencia, sigamos presentando este mismo problema de manera crónica una vez finalizado el tratamiento.

  Pero por otro lado, debemos cuestionarnos todo aquello que nos quieran pintar como maravilloso, porque en realidad no existe nada con propiedades eternamente fascinantes. La gran mayoría de las personas necesitamos creer que algo ajeno a nosotros mismos puede restaurar nuestro equilibrio cuando este se ha perdido, y sabedores de nuestros miedos y debilidades, se realizan campañas agresivas que publicitan la espectacularidad de determinados productos con el fin de hacernos dependientes y esclavos.

   De vez en cuando, de algún laboratorio oiremos que han conseguido un producto que evita la enfermedad, que detiene el envejecimiento, que lo toman deportistas de élite, que aumenta la masa muscular de manera dramática, que tiene propiedades cuasi mágicas, y bla,bla,bla..., y para dar más crédito a sus palabras vendrá acompañado de un sin fin de estudios que lo avalarán; pero la realidad es que después del fulgor inicial, lo que publicitaban como maravilloso, luego no lo será tanto, y más pronto que tarde caerá en el olvido, hasta que nuevamente el ciclo se repita, pero cada vez que esto surge, alguien en algún lugar del mundo, se habrá embolsado pingües beneficios...

  ¡Queréis algo que funcione realmente!. Se llaman alimentos naturales y los podéis encontrar en las verduras, en las frutas, en los frutos secos, en la carne, en el pescado, en los huevos, en el marisco... Ahí vais a encontrar la mayoría de lo que necesitáis para tener una vida saludable, ¿qué os queréis gastar el dinero?, buscar siempre un alimento de calidad.

  Pero es cierto que existen alimentos probados que sí que podrían tener esa consideración de maravillosos, los conocéis sobradamente: el ajo, la cebolla, el brocoli, la col, las grosellas, los arándanos, el salmón, el aguacate, el aceite de oliva, los huevos, las almendras, las nueces, el coco...., pero claro, estos seguramente no ofrezcan en su condición de alimentos la misma rentabilidad que aquellos otros suplementos previamente patentados y que tan estupenda prensa suelen tener (otra cosas es evidencia científica de sus supuestos beneficios).

  En resumen, la utilización puntual y motivada de algún tipo de suplemento puede ser una estrategia más con la que corregir determinadas carencias nutricionales, pero si no atendemos finalmente  a las causas reales que se asientan tras este déficit difícilmente podremos alcanzar una salud, no ya superior, pero por lo menos adecuada.








4 comentarios:

  1. Excelente post!, creo que como norma general deberíamos dudar de todo aquello que nos venden con la etiqueta de saludable, nutritivo, rico en vitaminas, antioxodantes, etc, etc. La mayoría de ellos, por no decir todos, serán productos procesados con un envoltorio lleno de eslogans proclamando a los cuatro vientos sus supuestas propiedades saludables, porque claro, necesitan un reclamo para ser vendidos... En cambio, si acudimos a un mercado local, no veremos en ningún alimento fresco ningún reclamo de ese tipo, ni en la frutería, ni en la carnicería, ni en la pescadería. Este tipo de alimentos que no necesitan de publicidad son los que tenemos siempre que priorizar, éstos son los que siempre han estado ha nuestra disposición durante la evolución de nuestra especie y, gracias a ellos hemos logrado sobrevivir a un entorno altamente hostil ( sin medicinas ni suplementos de ningún tipo, sin cuidados médicos, cirugías, comodidades...). Por eso creo aquel que se piense que necesita tomarse una pastilla o un actimel cada mañana "para que sus defensas funcionen'', no podría estar más confundido, entre otras cosas, por los bestiales mensajes que nos lanzan desde las industrias alimentarias para promover el consumismo.

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  2. Gracias Iago Pas!, tu comentario es el complemento que perfecciona el post

    ¡Un saludo!

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  3. Hola Carlos!! Genial blog de verdad!
    Queria preguntarte sobre una dieta para deportistas (fitness) sin suplementos.
    Me estoy planteando no tomar ningun suplemento durante un tiempo para ver resultados en rendimiento, fisicos, etc pero en cuanto al perientreno tengo varias dudas ya que el mio se suele componer de aminoacidos pre y suero + creatina en el post.
    Como plantearias tu una dieta natural de manera correcta?
    Muchas gracias por ayudar a tanta gente!

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  4. ¡Hola Alberto!, me parece muy acertado tu planteamiento, una persona que realiza una actividad física de modo recreativo y no competitivo no necesita suplementos si la dieta está bien distribuida. Creo que es aquí donde realmente debemos incidir y no en tanta pastilla milagrosa. Una dieta que sea variada, nutritiva, con productos naturales, y que evite comida procesada o elaborada, ya está haciendo mucho para evitar determinadas carencias. Carnes frescas, pescados, huevos, algunos lácteos (si no existe intolerancia), verdura, fruta y frutos secos deben constituir de manera preferente el grueso de nuestra alimentación, porque de este modo estaremos dando a nuestro organismo la materia prima con la que construir un físico potente. Pero después de mejorar la calidad de nuestra comida lo mismo debemos hacer con el deporte. Si buscamos el rendimiento por un motivo competitivo, puede que en algún momento determinado podamos incluir algún suplemento como proteína de suero, creatina, ramificados, glutamina o alguna vitamina o mineral concreto, pero por regla general esto no es necesario para el 90% de las personas que realizamos un deporte con el fin de encontrarnos bien. El problema que yo veo es que los entrenamientos de muchas personas son excesivamente intensos y soportan un volumen de trabajo propio de atletas de élite por convencimiento de que la máxima "más es mejor" es cierta. Pero NO, más es mejor sólo hasta un punto muy temprano, luego caemos de modo indefectible en el otro lado, y "MÁS" se convierte en definitivamente PEOR. Y es precisamente para paliar esta mala planificación del entrenamiento donde los suplementos cobran su importancia relativa, pero, ¿no sería más adecuado entrenar lo justo y pautar unos descansos ineludibles que necesitar de unos suplementos para mejorar esta circunstancia?, definitivamente sí. Ahora volviendo a tu pregunta, lo que debes hacer es entrenar tranquilamente, y luego cuando llegues a casa y sin prisa procurarte una comida rica y nutritiva, que contenga proteínas, hidratos y grasas. No necesitas más. Yo suelo entrenar en ayunas y sólo consumo agua durante el ejercicio y luego al llegar a casa como tranquilamente. Sólo cuando el ayuno es más largo de lo normal incluyo un par de huevos duros antes del entrenamiento y problema resuelto (dudo mucho que haya algún suplemento mejor que este). Te aseguro que cuando tu comida y tu entrenamiento estén correctamente ajustados no necesitarás de modo habitual ningún suplemento.

    Y como no tienes nada que perder, ¡prueba! y verás como las diferencias entre suplementado y sin suplementar son inexistentes; aunque si me apuras, creo que el físico que se logra con la mejora de las condiciones gastronómicas y del propio entrenamiento, es sin duda superior al conseguido por entrenamientos extenuantes, mala alimentación, junto a todos los suplementos del mercado.

    ¡Un saludo!

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