viernes, 21 de marzo de 2014

LA OBESIDAD. ¿Y SI HAY ALGO MÁS?

   A lo largo de todos estos post son muchas las causas dadas para tratar de explicar los procesos que incentivan el sobrepeso y la obesidad, pero a modo de resumen podríamos destacar las siguientes:
  • Exceso calórico
  • Alto consumo de azúcares
  • Niveles elevados de cortisol propiciados por situaciones estresantes.
  • Alteración de la microbiota intestinal
  • Vida altamente sedentaria, etc, etc.
  Y aunque individualmente, bien podrían motivar el exceso de peso, es raro que no se den a la vez más de una de las condiciones mencionadas. Aunque si tuviese que elegir la cuestión más determinante que contribuye a la aparición de la obesidad sin duda que elegiría el primer punto.

   Aunque habitualmente se suele decir que no todas las calorías son iguales, sí que es cierto, que el exceso en la ingesta de alimentos puede propiciar el aumento de grasa con el transcurrir del tiempo. El problema que se suscita ahora es saber porqué ocurre esto.., ¿qué es lo que nos lleva a consumir más alimentos del que realmente necesitamos?. La pregunta puede parecer sencilla, pero la realidad es que todavía no he encontrado una respuesta totalmente satisfactoria. Muchos te dirán que es el estrés o la ansiedad la que te impulsa a asaltar la nevera constantemente, otros por aburrimientos, y algunos más, porque tienen un hambre difícilmente saciable..., pero sea por el motivo que sea, el hambre no puede ser reprimida de forma satisfactoria a nivel central. Aunque aquellos que realizan una actividad física o un deporte de manera constante tienen mayores posibilidades de evitar el sobrepeso o la obesidad, ciertamente no están del todo exento a tenor del panorama que se observa en muchos centros deportivos, ¿por qué?, porque el hambre sigue estando presente a pesar del ejercicio físico realizado, algo que sin duda te seguirá impulsando a comer más de lo que realmente gastas.

  Desde mediados del siglo pasado hasta nuestro días, algo parece haber ocurrido para que la obesidad se haya disparado de manera alarmante, trayendo además de su mano otra serie de patologías como la resistencia a la insulina, la hipertensión arterial, la dislipidemia, la diabetes y el propio cáncer, ensombreciendo tragicamente el resto de avances, principalmente de tipo tecnológico, que la civilización moderna nos ha ido brindando. Muchos podrían tratar de explicar esta cuestión por ése "gen ahorrador" que fue calibrado hace unos cuantos miles de años atrás y que permitió sobrellevar dignamente las épocas de hambrunas, pero actualmente, nuestro organismo anclado aún en aquella época pretérita de nuestra evolución, sigue comportándose del mismo modo, por lo que no es difícil dilucidar las consecuencias de una sociedad tan opulenta como la actual. ¿Pero realmente puede ser achacada a nuestra genética ahorradora?. No lo sé, pero sí sé que fruto también de la mano del hombre hemos alterado muchos ecosistemas naturales, posibilitando que determinados animales dispusiesen de un entorno propicio de caza, con gran cantidad de recursos alimenticios, y no por ello han acabado convirtiéndose en  depredadores obesos, ni mucho menos. ¿Entonces...?, sea lo que sea, el problema debe encontrarse en la propia comida del hombre. De hecho, estamos viendo como no es una cuestión únicamente nuestra; cuando determinados mascotas o animales de compañía se alimentan del "mismo modo que ser humano" (con el mismo tipo de comida procesada), la obesidad y las enfermedades degenerativas parecen también doblegar su metabolismo. ¿Quiero insinuar que nuestra alimentación esta envenenada?, ¿qué se trata de un gran complot para hacer enfermar a la humanidad?, ¿qué todo se trata de un lucrativo negocio?, ¿qué ante la falta de recursos en el planeta tratan de diezmar a la población...?. NO, por supuesto que no, al menos eso es lo que quiero realmente pensar, pero es verdad que algo ha cambiado de un tiempo a esta parte.

   Es cierto que el consumo de azúcar se ha disparado, y muchos han querido ver en ello la explicación del actual panorama, pero no creo que esta única cuestión sea capaz de explicar por sí misma la expansión abrumadora de la obesidad y restos de patologías asociadas. Otros han querido señalar a los cereales como los causantes de estos estragos; también es verdad que determinados compuestos como las gliadinas o las lectinas, entre las que destaca la aglutinina del germen de trigo, pueden posibilitar reacciones inflamatorias y alérgicas en nuestro tracto digestivo y en el resto del organismo, pudiendo ser, tal vez, el detonante de muchas enfermedades autoinmunes. En este sentido, la manipulación genética a la que han sido sometidos con el fin de conseguir cultivos más productivos y resistentes a plagas podría tener mucho que ver con todo esto que señalo. Hay que tener en cuenta que anteriormente legumbres y cereales fueron consumidos de manera habitual y no se referenciaron por ello los problemas actuales, por lo que, tal vez, los procesos llevados a cabo actualmente tengan algo que ver...Tampoco han faltado los que han señalado a los productos lácteos, y los procesos de pasteurización o homogenización que conllevan, como los causantes de multitud de trastornos; internet está lleno de artículos sobre esto, solamente hay que teclear: "leche veneno" en el buscador de google y tendrás casi 2.000.000 de resultados. ¡Y cómo no!, los disruptores endocrinos (más información aquí y aquí). También se ha hablado mucho de la sustitución de las grasas de tipo saturado por otras poliinsaturadas consideradas en su momento como saludables, lo que ha podido posibilitar un entorno metabólico más proclive a la obesidad. Y por supuesto que muchos aditivos alimentarios han estado bajo sospecha, algunos retirados al comprobarse, a posteriori, sus efectos deletéreos en la salud, otros aún presentes en los alimentos, por desgracia nuestra. También el exceso de fructosa en la dieta ha puesto su granito de arena en todo este "embrollo alimenticio".

  El caso es que todo esto empezó a suceder de modo progresivo a mediados del siglo pasado, y el mundo paleo creo que ha dado un paso en el sentido correcto al tratar de evitar, o al menos discriminar, si no a todas, a casi todas las cuestiones anteriores, ¿pero realmente todo el "mal" se circunscribe a los mencionados...?, ¿significa que estas causas podrían ser el motivo de la actual epidemia de obesidad y resto de enfermedades de la civilización moderna?, por poder podría, pero..., ¿y si no son todos los que están, y no están todos los que son?, ¿es que hay algo más que nos estamos dejando en el tintero...?, es posible que aquello considerado por todos como beneficioso pueda embotar nuestra conciencia sobre el peligro haciéndonos bajar la guardia. Pero, ¿de qué demonios estoy hablando?, voy al grano, hablo de las vitaminas. No, ¡qué no cunda el pánico!, las vitaminas y minerales son parte fundamental e insoslayable de los alimentos naturales, pero no siempre lo que comemos tiene una procedencia natural; ¡es verdad!, la comida procesada se ha convertido en el gran sustituto de los alimentos naturales, pero para que este tipo de comida pueda competir con los productos naturales necesita cumplir al menos estos tres requisitos: ser económico, tener buen sabor, y SER CONSIDERADO SALUDABLE. Esto último es de vital importancia pues la mínima sombra de duda nos haría rehuir de él, al no ser que ese alimento además fuese altamente adictivo (je,je creo que bien podría ser esta otro requisito más)

   Pero para que una comida procesada pueda ser comercializada como saludable debe contener algún tipo de reclamo que pueda convencer firmemente de su presumible beneficio...,y ¡qué mejor eslogan que su contenido en VITAMINAS añadidas (o algo así como que mejora tus defensas...)!. Lo dejamos para el siguiente post donde trataremos de ver cómo estas vitaminas pueden alterar nuestra metabolismo. ¡Ojo, qué no es que lo diga yo!, seguro que muchos ya saben de qué estoy hablando...


4 comentarios:

  1. Desde luego, hay algo en el estilo de vida occidental que provoca el exceso calórico... ¿pero qué podría ser? Hemos cambiado tantas cosas, que es difícil pronosticar qué podría ser.

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  2. Tienes toda la razón, pero algo debemos hacer, no podemos quedarnos de brazos cruzados..., cualquier cuestión que pueda ser relevante para el funcionamiento de nuestro metabolismo debe ser conocida, de este modo cada uno podrá "elegir" el camino a seguir. Pero es verdad que esto es como jugar una partida de cartas pero sin conocer exactamente todas las reglas del juego (y sin disponer de todos los palos de la baraja), y no las conocemos precisamente porque a medida que transcurre la partida estas reglas parecen ir cambiando.

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  3. Pues no se si te referirás a esto: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3932423/pdf/WJD-5-1.pdf http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2874142/pdf/WJG-16-2378.pdf
    Pero yo no lo tengo tan claro. Sin duda pienso que la principal causa es el exceso calórico que se produce por la disponibilidad de alimentos altamente procesados con una palatibilidad increibe en el que cuando empiezas a comerlos no puedes parar hasta que lo terminas todo (ya sea un donuts o 6 de ellos, 1 cruasán de chocolate o la bolsa entera). Dudo mucho que comiendo legumbres con verduras se lleve al "overfeeding" y a la obesidad.

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  4. Si en realidad se tratase de un único culpable todos podríamos identificarlo con relativa facilidad, pero, como dije en el comentario anterior, no conocemos completamente a todos los actores de este rompecabezas;cada uno pone su granito de arena, es cierto que unos aportan más que otros, pero por mínima que pueda parecer su intervención, debemos conocerla y tratar de interpretar las posibles consecuencias que podrían derivarse a lo largo del tiempo, porque sólo de este modo podríamos decidir con ciertas garantías.

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