lunes, 16 de diciembre de 2013

PALEODIETA, LA BURDA COPIA DE UN IDEAL.

    Convertirse en prehistóricos en la época moderna no es una cuestión tan sencilla como cambiar bollería, azúcares, grasas trans y carnes procesadas, por otros alimentos como carnes "ecológicas", pescados, huevos, verduras, algo de frutos secos y frutos silvestres..., la cuestión es que esta mejoría, que sin duda experimentaríamos, tendría unos efectos no tan profundos en el tiempo como cabría esperar.

    Efectivamente, producidas las mejoras adaptativas que estos alimentos naturales ofrecen en nuestro metabolismo, éstas se mostrarían insuficientes como para restablecer nuestro completo equilibrio, del que pienso ya alterado por el hecho de ser hombres modernos. Sin lugar a dudas, hay algo más que hacer que simplemente comer alimentos "ancestrales" (si es que realmente existen). La actividad física es otro pilar básico para empujar nuestro cuerpo en busca de esa originaria flexibilidad metabólica. Pero la falta del tiempo necesario para implementar esa actividad física, que yo considero la primordial del ser humano, basada en una intensidad baja y constante, nos aboca a realizar aquellos otros ejercicios de alto nivel de intensidad que, en contraste, requieren de mucho menos tiempo para ejecutarse.


Pero no fueron aquellos los que definieron la esencia de aquel ser humano primitivo, y por tanto, considerarlos, preferentemente, como el ejercicio a realizar, se convierte, sin duda, en otro error más, y máxime cuando se utilizan de manera exclusiva. Es posible, por tanto, que nunca podamos alcanzar ese grado de "ser natural", tan necesario para revertir definitivamente los daños que los miles de años de (in)volución han ocasionado en nuestro organismo. El exceso de calorías sin duda se constituye en otro de los problemas difícilmente solucionable. Comportarnos como si realmente no dispusiésemos de suficientes alimentos no se convierte precisamente en una idea atrayente para muchas personas. Pero hemos de entender que esta cuestión es de vital importancia si queremos plegarnos a las exigencias marcadas por nuestra evolución. Actividad física y alimentos son el tándem perfecto para mantener el adecuado metabolismo celular. Sin actividad física no hay ni caza ni recolección, es decir, el movimiento debería preceder, preferentemente, la ingesta de alimentos y estos no deberían ser fácilmente asequibles. Pero hoy en día los alimentos siguen un rol diferente e independiente de la propia actividad física.

  Por otro lado, el rendimiento deportivo, parece chocar, muchas veces, con las exigencias de la paleodieta. Cuando se busca el máximo rendimiento se pretende empujar el cuerpo para que este alcance sus límites...,siempre más allá, algo que se ha considerado como pernicioso y antinatural, pero el rendimiento, aunque era algo no pretendido conscientemente por aquellos hombres prehistóricos, sin duda era llevado a cabo de modo inconsciente. El frío, el hambre, las exigencia físicas y la falta de comida, entre otras, se constituyeron como auténticos elementos azarosos que empujaron aquellos hombres a explorar el limite de sus capacidades..., la recompensa en aquel caso era vivir, ahora es la medalla, el reconocimiento y la satisfacción personal. Pero cuando el ser humano busca algo, lo hace, por desgracia, con demasiado ahínco y tesón, y ESTO SÍ ES ALGO QUE VA EN CONTRA DE AQUELLA GENÉTICA ANCESTRAL. El entrenamiento metódico y programado, el exceso de alta intensidad, el entrenamiento prolongado, la falta de descanso, y una alimentación antinatural, sí pueden dinamitar nuestro equilibrio y llevarnos a una situación nueva: el sobreentrenamiento. El realizar un ejercicio físico es el complemento perfecto para nuestra dieta paleolítica, pero enfocar constantemente el objetivo pretendido, puede lograr el efecto contrario, por ello, la infrecuencia de la alta intensidad debe ser la norma, en lugar de la excepción. No digo que nunca debamos intentar ir al máximo, pero si esa premisa se convierte constantemente en nuestra guía, podríamos abocar a nuestro cuerpo al desgaste prematuro, y máxime si al estrés físico le añadimos el emocional. Para muchos esto es irrelevante, siempre y cuando obtengan por lo menos esa satisfacción personal, pero creo que se puede conseguir más por menos. No obstante lo dicho, explorar los limites del cuerpo, es una decisión personal y, por tanto, le corresponde a cada uno decidir lo que hacer, en este caso yo puntualizaría que esta decisión sólo fuese adoptada por aquellos que presentan un  nivel bajo de grasa; que lleven unos cuantos años realizando una actividad física de manera consistente; que la transición a la paleodieta se haya producido de manera fehaciente, algo que también puede requerir mucho tiempo;y que finalmente este objetivo tenga fecha de caducidad (razonable), es decir, intentar ir siempre a más, sin duda nos llevará, más tarde o más temprano, a menos...,y en este sentido, decir solamente, que también hay vida más allá de los 40, 50, 60...

  Por todo esto creo, que la paleodieta es una burda e imprecisa copia de un ideal que resulta, a todas luces, difícil de extrapolar al hombre moderno. Pocas veces haremos algo que no estamos obligados a hacer, y máxime, si no sabemos realmente, si habrá luz al final del túnel; y en este sentido adaptar a nuestro esquema de vida aquellos excelsos ideales se antoja harto complicado, para un ser que encima tiene la capacidad de decidir (el hombre prehistórico, no). Pero..., los ideales aún no siendo alcanzables, siempre serán referentes a tener, digo yo.

4 comentarios:

  1. ¡Muy buen artículo! Nosotros estamos siempre buscando educar a nuestros jugadores cómo tener una alimentación que le permita mejorar el rendimiento deportivo en el fútbol.

    Un saludo!

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    1. La dieta paleo, o una adaptación de ella, siempre será una buena opción.
      ¡Un saludo!

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  2. Gabriel: Esa es nuestra realidad , vivimos como vivimos y todo a lo que podemos aspirar es a intentar imitar lo mas fielmente posible ese ideal que tenemos y esa realidad que suponemos como era, igual era muy distinta de como la imaginamos.
    El sobreentrenamiento es un problema muy común , porque tendemos a ser animales de costumbre , si estableces un hábito , eliminas el tener que decidir y eso siempre es un esfuerzo menos, aunque nos aleje de nuestra auténtica realidad.
    oye , jejeje, no le quites mérito a eso de renunciar a la Bollería, azúcares, alimentos procesados y demás, que conozco a mas de uno/a que lo intenta y siempre termina cayendo, como decía un tal Darth Vader "No subestimes al Lado Oscuro de la Fuerza" o de los azúcares :).

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    1. NO, por supuesto que no quito mérito alguno el renunciar a la bollería, azúcares y demás sucedáneos; realmente hablamos de una adicción, en muchos casos, difícil de erradicar. En cuanto a la dieta paleo, pretender a toda costa acercarse a ese ideal, además de ser algo imposible, puede ser bastante frustrante, al tener siempre la posibilidad de decir..., y como bien dices, el Lado Oscuro siempre estará en uno de los platos de la balanza.

      ¡Un saludo!

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