miércoles, 6 de noviembre de 2013

¿INTOLERANCIA A LA FRUTA?

      A pesar de la importancia que tiene la fruta en una alimentación paleo, también es cierto que hay personas que padecen problemas intestinales a la hora de consumirla, entre los que destacan los GASES, INFLAMACIÓN Y HECES EXCESIVAMENTE BLANDAS. ¿Por qué sucede esto?, bueno, siempre se ha manifestado que la mejor forma de comer fruta es fuera de las comidas, y en cierto modo así es, aunque especialmente para todos aquellos que presentan los síntomas mencionados.

      Pero también es cierto que nuestro sistema digestivo debería estar especialmente capacitado para consumir diferentes tipos de alimentos sin tener que evidenciar problemas intestinales. Lo que significa que algo realmente podría estar sucediendo. (En otro post ya estuvimos tratando la relación que existe entre el intestino y la salud) (aquí)



     En condiciones normales se podría decir: "bueno, evitamos la fruta y problema solucionado", claro podemos ir evitando alimentos de manera progresiva en función de los perjuicios que estos nos causen, así de este modo podemos dejar de consumir cereales, legumbres, productos lácteos, frutos secos..., pero al final nunca nos planteamos porqué en un momento determinado comenzamos a presentar problemas en la asimilación de determinados alimentos.

     Podríamos razonar, tal vez,  que esos productos no son paleos y por ello nos pueden causar problemas, y que nuestros sistema digestivo no está preparado para asimilarlos..., y que si hace 20.000 años no se consumían, etc, etc, etc, en cierto modo, esta lógica de andar por casa podría ser cierta, pero ¿y la fruta? (o los mariscos), claro alguno también podría decirme con esta misma lógica, que la fruta de ahora no es la misma que la que existía antes; es verdad, nada es igual que entonces, tampoco lo es la carne, ni los huevos, ni el pescado que se consume..., nada es lo mismo, pero estos argumentos no deben servirnos para ocultar la existencia de un problema.

      Es cierto que muchas personas mejoran su salud al comenzar con una dieta paleo..., la exclusión de determinados alimentos parece obrar verdaderos milagros, pero la simple discriminación no nos otorga el privilegio de saber el porqué tenemos problemas con determinados alimentos, y en cierto modo tampoco debería ser esa la primera solución a tomar. No obstante, la dieta paleo parece haberse convertido en la panacea para determinadas personas, pero principalmente para aquellas que solían padecer problemas de tipo digestivo, aunque mejorar  no quiere decir solucionar. Al igual que determinados tipos de alergias o eccemas mejoran en la playa o costa, la dieta paleo puede ser igualmente beneficiosa para muchas personas alérgica o intolerantes a determinados alimentos, pero ni la playa atiende al origen de la alergia o eccema, ni la dieta paleo podría ser suficiente, en principio, para evitar futuras recaídas en caso de volver a ingerir los alimentos "problemáticos".

       Hemos de pensar que al margen de las mejoras que una dieta paleo puede reportarnos al cribar determinados alimentos, deberíamos tratar de atender las causas que subyacen en esta o cualquier otra intolerancia alimentaria. Las alternativas con las que contamos no son muchas, quizás reducibles a dos causas:  una deficiencia enzimática primero y un sobrecrecimiento bacteriano después.

      Para poder degradar  los alimentos es necesario la existencia de enzimas digestivas, porque sin ellas no podríamos obtener los nutrientes esenciales con los que poder reparar y regenerar nuestro organismo convirtiendo el proceso digestivo en una labor lenta, ardua e incompleta . Estas se encuentran a lo largo del tubo digestivo, y se pueden clasificar en tres grupos principalmente:
  • AMILASA O PTIALINA.- Encargada de degradar el almidón de los hidratos de carbono en azúcares simples. Se produce en las glándulas salivares y en el páncreas.
  • PEPTIDASAS Y PROTEASAS.-Se encuentran en el estómago y en duodeno. Se encargan de degradar las proteínas de los alimentos en aminoácidos.
  • LIPASAS.-Se produce en el páncreas y se secreta en el intestino delgado ayudando a la degradación de la grasa para producir glicerol y ácidos grasos.
     El proceso de digestión comienza en la boca, donde gracias a la masticación e insalivación se produce la trituración de los alimentos a la vez que la ptialina, presente en la saliva, comienza la degradación de los almidones. Este es, quizás, el proceso más importante de todos los que ocurren en la digestión, y esto es así principalmente por dos motivos:
  • El carácter voluntario de la masticación, es decir, tenemos la posibilidad de poder interceder en este paso de manera consciente y deliberada, alargando si fuera necesario el tiempo que los alimentos permanecen en la boca, de tal forma que el bolo alimenticio formado adquirirá la consistencia adecuada para continuar de modo satisfactorio el resto de pasos.
  • La capacidad de modificar de manera determinante el resto de procesos digestivos, principalmente los llevados a cabo en el estomago y el intestino, es decir, si los alimentos no han sido completamente triturados, el estomago, el páncreas y la vesícula biliar se verán forzadas a un  mayor trabajo al aumentar las necesidades de jugo gástrico (compuesto por HCL, mucus, pepsinas, factor intrínseco (*) y bicarbonato sódico), pancreático (compuesto por sales minerales, bicarbonato sódico, amilasa, nucleasas, proteasas y lipasas)y biliar (compuesto por sales biliares, proteínas, colesterol y agua, cuya función es la de producir la emulsión de las grasas para que puedan ser afectadas posteriormente por las lipasas).
      De esta forma vemos que si el proceso de masticación no es el correcto, los alimentos no serían adecuadamente triturados y no se comenzará la degradación de los hidratos, aumentando por ello las necesidades enzimáticas para descomponer completamente los alimentos en nutrientes esenciales. Esto puede ocasionar los siguientes problemas:
  • Mala absorción de nutrientes, efectivamente, la insuficiente descomposición de los alimentos ingeridos propiciaría un menor ingreso de nutrientes en nuestro organismo, y esto sin tener en cuenta que nuestra dieta ya podría ser deficitaria. Los principales micronutrientes que resultan mayormente afectados, son la vitamina B12, B1, nicotinamida (fundamentales para la producción de energía en la mitocondria aquíA, D, E, K, hierro.
  • La comida que no es digerida completamente podría posibilitar que determinadas bacterias puedan alimentarse de estos restos, produciendo fermentaciones y putrefacciones lo que ocasionaría gases, hinchazón y malestar intestinal, sin tener en cuenta el sobrecimiento bacteriano que esto conlleva. Más sobre bacterias intestinales (Aquí)
  • Además de esta materia no digerida, tampoco se produciría la reabsorción de los líquidos, lo que podría producir una diarrea osmótica
    Pero también es cierto que los alimentos poseen enzimas propias que favorecerían la descomposición de los alimentos, pero por efecto del calor o por su excesivo procesamiento la gran mayoría de estas enzimas se pierden lo que complica el trabajo de nuestro sistema enzimático.

    Como vemos, la importancia de masticar correctamente es suprema, sin ella las necesidades enzimática se elevan de manera dramática, lo que podría dar lugar a una menor absorción de nutrientes, y la mayor posibilidad de sobrecrecimiento bacteriano, a lo que sin duda podría contribuir la baja producción de ácido por parte del estomago, motivado principalmente por el uso indiscriminados de antiácidos o inhibidores de la bombas de protones (Omeprazol), hipotiroidismo, la bacteria Helicobacter Pylori, u otras condiciones, como la gastritis atrófica. 

   Está claro que esta sintomatología, mejorará enormemente con una dieta paleolítica, pero determinados problemas de intolerancia a la fruta seguirían estando presente. Vale, entonces, ¿qué se puede hacer si tenemos estos problemas?,

  1. Primero y más importante MASTICAR CORRECTAMENTE, Gandhi ya dijo que había que beber como si comiéramos y comer como si bebiéramos, y aunque quizás pueda ser una exageración, es remarcable la necesidad de realizar este proceso con sumo esmero para facilitar la posterior descomposición de los alimentos. Hay que pensar que si masticamos correctamente, tenemos bastantes más posibilidades de que esos nutrientes sean absorbidos por nuestro organismo en lugar de procurar un excesivo sustento a nuestras bacterias, ellas ya tendrán su alimento en zona distales del intestino delgado, pero principalmente en el intestino grueso reportándonos consabidos beneficios, pero la proliferación a lo largo del intestino daría lugar a una competencia por el alimento, lo que sin duda nos perjudicaría enormemente, no solo por la menor absorción que esto produciría, sino por el más que posible deterioro que este sobrecrecimiento ocasionaría en nuestra mucosa intestinal. En otras palabras debemos comer (masticar) para alimentar a nuestras células no a nuestras bacterias; ellas ya tendrán su ración en las zonas distales del intestino, donde podrán utilizar la parte no absorbible de la fibra para reintegrarnos los benéficos ácidos grasos de cadena corta. 
  2. Segundo evitar el uso de antiácidos, es cierto que los síntomas de reflujo gastroesafógico que estas fermentaciones intestinales pueden ocasionar, pueden ser silenciadas con el uso de antiácidos, pero el problema de acidez es debido al cierre parcial del esfínter esofágico inferior y no, generalmente, a un exceso de ácido del estómago. (en la mayoría de los casos lo que existe un sobrecrecimiento bacteriano). La baja producción de HCL aumenta el ph a lo largo del intestino lo que favorece la proliferación bacteriana.
  3. Tercero, evitar el gran número de comidas diarias que ahora parece imperar como una moda saludable, esto lo que propicia es que nuestro sistema digestivo esté trabajando constantemente, pero además no faltará alimento para que las bacterias intestinales  se multipliquen de manera imparable. Con comer tres veces al día será más que suficiente. 
  4. Cuarto, Si después de los tres pasos anteriores seguimos mostrando problemas digestivos con el consumo de fruta, intentaremos comerla apartada de cualquier  otra comida
  5. Quinto, si aún así los trastornos no cesan, intentaremos añadir algunas enzimas digestivas
  6. Sexto, de no mejorar con los pasos anteriores quizás no nos quedará más remedio que reducir su consumo. Existe una dieta llamada FODMAP (Oligosacáridos, Disacáridos, Monosacáridos y Polioles Fermentables), que en definitiva consiste en eliminar los alimentos altamente fermentables, con lo que se consiguen mitigar muchos de los problemas intestinales mencionados, pero también podríamos, en este caso, realizar una paleodieta en su versión cetógenica, con ayunos intermitentes incluidos, lo que podría dar también muy buenos resultados. 
      Al final de lo que se trata es, precisamente, controlar la proliferación de bacterias que suelen avanzar dentro del intestino delgado compitiendo con nuestro organismo por los alimentos que ingerimos, algo que en definitiva puede tener serias consecuencias para la salud. Por tanto, sigamos los puntos del apartado anterior y seguro que antes de llegar a los últimos habremos mejorado enormemente esta condición.


(*)Factor intrínseco. Es la proteína necesaria para absorción de la vitamina B!2 en el intestino delgado, sin ella se produciría anemia perniciosa. El sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado podría dar lugar a que se establezca una competencia entre bacteria y hospedero, lo que podría ocasionar su deficiencia.












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