martes, 8 de octubre de 2013

PARTE 1ª: PROTOCOLO PARA RECUPERAR LA FLEXIBILIDAD METABÓLICA.

     Creo sinceramente que a pesar de la mucha información que sobre la paleodieta circula por la red, falta algo que para mí es de suma importancia: EL ORDEN EN EL QUE HACER LAS COSAS. No es infrecuente leer sobre determinados temas un tanto recurrentes dentro del mundo paleo, como puede ser la cetosis, las dietas low carb o altas en grasas, de los ayunos intermitentes, de la fructosa, de la termogénesis, del omega-3, del colesterol, de las grasas saturadas, de las grasas trans, de los azúcares, de la tiroides, del hígado, de hormonas..., de muchas hormonas, pero además también se suele (o solemos) señalar, de manera reiterada, a ciertos alimentos como los culpables de haber sumido al ser humano en una destrucción sin precedentes, mientras que a otros los elevamos, casi casi, a la categoría de divinos por sus excelentes propiedades naturales; pero si a todo esto, ya de por sí complicado, le añadimos el tipo de entrenamiento o actividad física que resulta más adecuado a nuestro estilo paleo, conseguimos que  la confusión domine completamente el panorama.



      Por eso me parece necesario crear un protocolo que sea válido para todo el mundo, independientemente de su estado de salud, porque realizar las cosas en el orden adecuado puede ser importante para evitar dar pasos en el sentido equivocado; me explico... Cuando una persona es obesa y/o resistente a la insulina, no debería empezar la paleodieta en su versión cetogénica o alta en grasas, ni tampoco considero que sea adecuado que realice ayunos intermitentes, ¿por qué?, porque una persona que ha llevado un estilo de vida "equivocado" y ha deteriorado por ello su salud, debe procurar revertir dicho estado de manera progresiva, pero además debe entender que su cuerpo no funcionará del mismo modo en que lo haría otra persona que ha cuidado su alimentación y ha realizado un deporte o actividad física de manera constante a lo largo de su vida; esto que parece resultar obvio, en la práctica no lo es tanto y la tendencia a considerar que una alimentación paleolítica es suficiente para revertir una tendencia nociva iniciada años atrás resulta totalmente equivocado. Lo mismo ocurre con el deporte, muchos consideran que la actividad física intensa es la manera más acertada de ejercitarse y además nos ahorra tiempo; pero al igual que con la alimentación, esto también puede resultar incorrecto para muchas personas. Todo debe seguir un proceso adecuado, si en un momento determinado abandonamos la senda correcta y caminamos fuera de ella durante mucho tiempo, no podremos pretender seguir el camino por un hipotético punto avanzado del mismo como si nada hubiese ocurrido. No las cosas no funcionan de este modo.

    Creo que tenemos muchas de las piezas de este complicado puzzle que compone la salud, pero nos falta saber como ensamblarlas del modo correcto. Esto es lo que todavía nadie a realizado de manera satisfactoria, y aunque existen aproximaciones, creo que yerran a la hora de lograr algo definitivo que pueda adaptarse a todas las personas, independientemente de su condición o estado. Yo mismo he ido experimentando con todos y cada uno de los conceptos más populares de la paleodieta y también he cometido grandes errores a la hora de unir las piezas de las que disponía al no tener en cuenta el orden adecuado. También sé que muchas piezas aparecerán más tarde (seguro), y que posiblemente haya que volver a modificar parte de este protocolo, pero no queda más remedio que jugar con lo que tenemos para intentar aproximarnos progresivamente a ése estado óptimo de salud que nos otorgue una mayor resistencia ante las diferentes situaciones en las que podamos vernos envueltos.

     Muchos pueden ver en éste protocolo (o esbozo) una idea un tanto pretenciosa, es cierto, y seguramente muchos lo critiquen precisamente porque rompe con muchos dogmas relativos a la nutrición y el entrenamiento; pero también es cierto que la paleodieta ya rompió en su día con las ideas descabelladas que habían sido establecidas arbitrariamente por una "élite" política que buscó el aval de no pocos -reputados y parciales- investigadores, científicos o médicos, más preocupados por los aspectos económicos que pudieran derivarse de sus tesis que por el simple hecho de buscar la verdad; pero poco a poco comienza a vislumbrarse un punto de inflexión, y numerosos estudios empiezan ahora a cuestionar la validez de aquellos pilares que sirvieron de sostén a la doctrina considerada como "la oficial". Pero no tratamos de buscar nada nuevo en el horizonte, tan solo redescubrir aquellos aspectos fundamentales del ser humano que quedaron olvidados progresivamente en el tiempo por un sin fin de intereses que redefinieron completamente nuestra esencia natural. Éstos nuevos estudios parecen acertar con contundencia en la medida en que son capaces de sustraerse a toda la artificialidad  conformada  convenientemente por esa élite (política, social y económica), que trató de tergiversar muchos de los aspectos originarios del ser humano para acomodarlos a una sociedad moderna y centrada en el consumo.

      Aunque lo peor de todo no fue la profunda transformación que sufrió nuestra alimentación ancestral como resultado de una sociedad que avanza, sino que trataron de convencernos de que esas nuevas modificaciones eran incluso más saludables que las viejas costumbres tradicionales mantenidas hasta el momento...

      Pero si los cambios experimentados en la alimentación fueron substanciales, los también sufridos en nuestra actividad física no fueron ni mucho menos desdeñables. En éste último caso nos encontramos tendencias que van desde la inactividad física, pasando por el ejercicio esporádico u ocasional, hasta aquellos deportes donde la búsqueda del máximo rendimiento requiere de un soporte químico que en forma de "suplemento" otorgue lo que esta nueva alimentación es incapaz de conseguir.

      Bueno, después de ésta breve introducción voy a tratar de establecer el orden que he considerado más acertado para devolver la flexibilidad metabólica que por culpa de los motivos mencionados hemos ido progresivamente perdiendo, y para ello no solo hablaremos de como alimentarnos, sino también, de como hemos de entrenar para recuperar progresivamente las capacidades y aptitudes que nuestra propia genética nos permite. No buscamos la especialización en una actividad física concreta sino una base atlética amplia que ante todo sea respetuosa con nuestra propia estructura corporal, para que de este modo pueda otorgarnos la máxima versatilidad que presupone el perfecto equilibrio entre fuerza, velocidad y resistencia.

 ¿Comenzamos?

2 comentarios:

  1. Deseando comenzar!!!!!
    Me has dejado con todas las ganas!!!!

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  2. Comencemos, aunque te llevo siguiendo cierto tiempo y algún proceso lo he comenzado ya bajo tus recomendaciones. Sólo espero que no tardes mucho en escribir el siguiente post. Gracias de nuevo.

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