miércoles, 8 de mayo de 2013

EN BUSCA DE LA SALUD PERDIDA I

Creo que la salud se asienta como uno de los principales motivos que llevan a las personas a buscar alternativas distintas a las convencionales cuando de recuperarla se trata, y en éste sentido la paleodieta se establece como un instrumento muy adecuado para hacerlo, pero en algunos casos el grado de deterioro presentado puede ser tan elevado, que tratar de corregir deficiencias que han sido producida por conductas inapropiadas durante muchos, pero que muchos años, puede conducirnos fácilmente a la frustración y a la desesperación cuando esos ansiados frutos tardan en aparecer.

Creo sinceramente que éste es uno de los grandes errores de las personas, que en ese afán de reencontrar su salud pérdida en un momento indeterminado de su vida comienzan de forma desesperada a buscar resultados que la reconforten y además sirvan para afianzar su maltrecha voluntad, pero por desgracia en la vida nada es fácil y en ese intento de emerger a la superficie, muchos bracearán de forma desesperada hasta que finalmente exhaustos dejen de hacerlo y se entreguen a su suerte para volver a hundirse definitivamente en las aguas turbias de ese mar insalubre del que un día trataron de salir.



Asumir prisas por llegar a un punto determinado, hace perder las adecuadas referencias que la realidad impone, porque a veces los deseos se convierten en imágenes que se persiguen sin percatarse que se tratan tan sólo de meras siluetas irreales constituidas como falso motor de nuestros pasos que tarde o temprano habrá de pararse cuando nuestras energías se disipen agotadas de perseguir quimeras.

Hay que saber que muchos problemas de salud que habían permanecidos encerrados silenciosamente en el interior de esa figura de Botero en la que nos habíamos convertido pueden estallar de  repente al manipularla como si de una bomba de relojería se tratase. ¿Por qué el destino parece querer perpetuarnos definitivamente en esa imagen grotesca en la que muchas veces y sin una explicación sencilla, nos hemos convertido?. La respuesta no la sé, pero lo que sí sé es que ése no es el estado natural del hombre y por tanto hay que tratar de revertir, pero también sé que muchos problemas de salud pueden aflorar precisamente en el momento que tratamos de cambiar nuestra tendencia, como si mismísima la Caja de Pandora hubiese quedado abierto en el proceso. Ésto es muy importante tenerlo en cuenta, y generalmente sucede cuando tratamos de arreglar en unos meses lo que hemos tardado muchos años en romper. Por tanto, en primer lugar PACIENCIA, mucha paciencia, porque las prisas, en un proceso que atañe a nuestra salud, no son buenas.

Pero a decir verdad, no siempre es el exceso de tejido adiposo nuestra carta de presentación, en otras muchas ocasiones podremos manifestar problemas de salud aún manteniendo un peso más o menos adecuado; es posible incluso, que hasta cierto punto, la obesidad haya podido servirnos de protección evitándonos mayores problemas de salud. Hemos de entender que no solamente éste tejido es un almacén de energía, en él también se puede acumular muchas toxinas que hemos podido ir adquiriendo con el transcurrir de los años, y que al permanecer integrado en él, se encuentra en un estado latente pero sin causar trastornos aparentemente, pero al proceder con una dieta de adelgazamiento agresiva, esas mismas toxinas que fueron encerradas en una prisión adiposa, al verse nuevamente liberados, el estado latente en el que permanecían desaparece y nuevamente estarían en disposición de causar nuevos perjuicios, principalmente a nuestro hígado que podría verse desbordado en su función depurativa. De hecho en un estudio que se realizó con personas sometidas a dietas de adelgazamiento se les pudo encontrar nuevamente en sangre niveles elevados de un pesticidas que habían sido retirados hacía más de 20 años, por tanto a la hora de perder peso nuevamente PACIENCIA.

Siempre he definido al ser humano por su alta flexibilidad metabólica, y ésto significa que es capaz de adaptarse a distintos sustratos energéticos con gran eficacia, así como una actividad física relativamente fuerte. Pero también es cierto que ésto solo es patente cuando su estado original de salud no ha sido alterado por dietas inadecuadas y/o falta de ejercicio físico durante muchos años, y es precisamente éste motivo el que puede estar detrás de muchos de los contratiempos surgidos al realizar las versiones más radicales de la paleodieta, como podrían ser las dietas cetogénicas o los entrenamientos de alta intensidad.¿por qué?, hemos de ser conscientes que una dieta inapropiada llevada a cabo durante muchos años ha podido acarrear una alteración más o menos profunda de nuestras bacterias intestinales, provocando un sobrecrecimiento  o una modificación de nuestra flora simbiótica, contribuyendo igualmente a dicho deterioro el uso de antibióticos, pero el caso es que una vez que nuestra flora intestinal se modifica, acarrea una serie de consecuencias más o menos grave en la mucosa intestinal, lo que genera intolerancias, alergias o reacciones autoinmunes, pero que en definitiva supone un aumento de la INFLAMACIÓN.

 Por otro lado, una dieta inapropiada, cargada de azúcares y cereales, supone un vuelco total a nuestra evolutiva forma de alimentarnos; dicho exceso de hidratos de carbono supone una energía vacía, carente de micronutrientes tan importantes para el correcto funcionamiento de nuestro metabolismo. En ésta situación el cuerpo deja de usar un combustible de primer orden que son las grasas, las cuales al no tener la más mínima posibilidad de ser oxidadas, (los niveles elevados de azúcar lo impide) sólo tienen una única alternativa: engrosar nuestro tejido adiposo. Ésto es muy grave,  cuando nosotros realizamos actividades físicas moderadas, nuestras fibras rojas se nutren principalmente de los ácidos grasos, pero estos se encuentran parcialmente impedidos de entrar en la mitocondria debido a los niveles elevados de glucosa e insulina. Por lo tanto nuestras fibras rojas cada vez oxidarán menos grasas. Pero la situación todavía se irá complicando más. En primer lugar, tenemos ácidos grasos que procedentes de la dieta están encontrando dificultad para ser oxidados, pero esa inflamación de la que habíamos hablado anteriormente, tiene todavía más cartas que jugar en ésta partida, porque ésta es capaz de inducir resistencia a la insulina primeramente en el tejido muscular y posteriormente en el adiposo, significa ésto que la glucosa va a empezar a tener también dificultades para ser utilizada adecuadamente, lo que elevará sus niveles de manera progresiva, pero nuestras células a pesar de tener enormes cantidades de glucosa a su alrededor empiezan a transmitir señales de alarma al no tener suficiente combustible para satisfacer sus necesidades energéticas, lo que supone un aumento del cortisol con el fin de generar glucosa nueva mediante la gluconeogénesis hepática, lo que empeorará aún más las cosas. Éste exceso de glucosa en sangre aumenta las probabilidades de generar productos de glicación avanzada, que no es otra cosa que el entrecruzamiento de azúcares y proteínas, con la capacidad de dañar las arterias. Pero además, éste cortisol también tiene la capacidad de inducir una mayor resistencia a la insulina, pero también tiene la facultad de inhibir la el eje hipotálamico-pituitario-tiroideo, disminuyendo la cantidad de hormonas tiroideas y así como la conversión de la hormona T4, en la metabólicamente activa T3, lo que dará lugar a síntomas de hipotiroidismo reduciendo nuestro metabolismo y aumentando el colesterol LDL, el cual será mayoritariamente del pequeño y denso, es decir del que causa aterogénesis. Pero de algo que nos habíamos olvidado es que el sustrato que no se utiliza para producir energía es acumulado en forma de grasa, por lo que además poco a poco iremos aumentando nuestro tejido adiposo, y con él la inflamación y con ella daremos una vuelta de rosca más en ese proceso destructivo que se empezó años atrás.

Aunque se trate de una explicación bastante superficial,  la idea que nos debe quedar clara es que éste es el estado que podemos presentar incluso antes de percibir las primeras señales de alarma  por parte de nuestro organismo, pero que de ser apreciadas, podrían servirnos de detonante para propiciar un cambio en nuestros viejos hábitos con el fin de hacerlos más saludables, y en éste sentido y curioseando por internet, podríamos toparnos con una dieta que al parecer fue la llevada acabo por aquellos hombres prehistóricos confiriéndoles resistencia,  fuerza y un envidiable estado de salud , y así de éste modo, al ir profundizando aún más en éste tema, nos encontraríamos con las dietas cetogénicas, los ayunos intermitentes el crossfit, etc,etc, etc, y decidimos que ésta puede ser la forma más adecuada de recuperar nuestra salud perdida y de repente, sin pensarlo mucho, nos metemos de lleno con ella, experimentando una acentuada pérdida de grasa y una mejora sustancial de nuestra salud, pero...(continuará)


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