miércoles, 30 de enero de 2013

PUNTOS CRÍTICOS DE LA PALEODIETA IV


Vamos a por la cuarta parte de ésta serie de post dedicados a puntos que considero críticos en la paleodieta. Ahora nos toca responder a la siguiente pregunta:


-¿CUÁNTAS VECES HE DE COMER AL DÍA?

  Si nos centramos en los patrones alimenticios que recomienda la "doctrina oficial", habría que realizar unas cinco comidas para mantenerse saludable, supongo que ésta ocurrencia bien podría haber surgido cuando al lumbreras de turno le dio por contarse los dedos de la mano y considerar que cinco era el número más adecuado, y de éste mismo modo, algún amigo suyo inferir que esa misma regla sería adecuada para indicar las piezas de fruta a comer. Bueno a lo mejor fue de otro modo, pero las razones para comer 5 o 6 veces al día en lugar de 1 o 2 deben de tener argumentaciones tan sólidas como esa.


  Aunque para ser justos, hay que señalar, que una persona que sigue el tipo de alimentación que se propugna como saludable, con una mayor prevalencia de hidratos de carbono que de grasas, a parte de crear una mayor dependencia hacia éste macronutriente, se encuentra más incapacitado de saciar su hambre necesitando mayor número de comidas para hacerlo. Veamos más detenidamente éste proceso.

  Tras una comida rica en hidratos de carbono, nuestros niveles de glucosa en sangre aumentarán, ésto desencadena un proceso que implica la segregación de la insulina con el fin de mantenerlos en el rango adecuado. Éste proceso que empieza funcionado más o menos bien  a la larga suele presentar algunos problemas, y no sólo por los niveles cada vez más altos que de ésta hormona se necesita (posible resistencia a la insulina), sino que también tenemos muchas posibilidades de ir adquiriendo algunos "michelines" de más; un exceso en el consumo de hidratos en relación con las necesidades energéticas reales acabará convertido en grasa, pero éste proceso puede ser mucho más perjudicial si a nuestra comida rica en hidratos se le añade también grasa, ¿por qué?, el cuerpo en una situación donde se encuentra con ambos macronutrientes, primeramente intentará metabolizar los hidratos, (el cuerpo suele metabolizar más rápidamente lo que considera más tóxico, y niveles altos de glucosa en sangre pueden ser muy nocivos, al igual que el alcohol), significa ésto que la glucosa resultante servirá para rellenar los depósitos de glucógeno si fuese necesario, (lo más normal es que si no se ha realizado ningún ejercicio o actividad física, se encuentren ya prácticamente repletos), pero si las necesidades energéticas se cubrieron ya, el resto será transformada en tejido adiposo, ¿y la grasa?,pues ante una situación donde los hidratos han logrado abastecer por sí mismos las demandas de energía, la grasa no tendrá la más mínima oportunidad de ser oxidada y acabará directamente en el almacén. Pero ¿por qué cada tres horas tengo hambre?. La verdad es que la respuesta es algo compleja porque implica a una serie de hormonas que se encargan de regular ese proceso como puede ser la grelina, leptina, adiponectina, neuropéptido Y(NPY), péptido relacionado con agouti (AGRP), glucagón, adrenalina, además de la propia insulina, no voy a entrar en éste post a definir las funciones de cada una de ellas, pero lo que debe quedar claro es que éste fino equilibrio hormonal puede verse alterado por una alimentación incorrecta mantenida por años. El aumento de nuestro tejido adiposo parece ser la clave para entender éste proceso de resistencias y desequilibrios hormonales que acaban instaurándose en nuestro organismo. Con todo ésto lo que quiero poner de manifiesto es que se puede llevar una alimentación rica en hidratos de carbono, aunque provengan de los cereales y azúcares, siempre y cuando seamos capaces de calcular exactamente nuestras necesidades energéticas para no sobrepasarlas, es decir, los mecanismos hormonales implicados para controlar de forma correcta las calorías ingeridas, con éstas premisas( comidas ricas en hidratos y número elevado de ingestas diarias) se vuelve difícil y complicado en la vida real, lo que nos da muchas papeletas para aumentar nuestro tejido adiposo con los años, y a medida que ésto sucede el desajuste hormonal se acelera. Pero ¿por qué  es más complicado para el cuerpo encontrar ese punto de equilibrio entre calorías consumidas y gastadas? , supongo que la respuesta no hay que buscarla en nuestra modelo actual de vida, sino que se hace imprescindible viajar al pasado, unos cuantos miles o cientos de miles de años atrás,  para entender lo que está ocurriendo. Nuestro sistema hormonal está diseñado para un tipo de alimento y un número de ingestas diarias que poco tiene que ver con lo que actualmente se considera como saludable. Pensemos, en un entorno tan complejo como el tuvo que vivir el ser humano en el paleolítico. En primer lugar los alimentos consumidos procedían principalmente de la caza y/o pesca,  y además era complementado con un cierto número de vegetales, frutos, raíces, etc, y ¿cuántas veces comían? teniendo en cuenta que no existían supermercados para comprar alimentos, y que éstos precisamente no eran sencillos de conseguir, mantener el patrón actual de 5 o 6 comidas diarias se me antoja francamente complicado. Pero además, otra cosa que considero de suma importancia, es su constante actividad física, de hecho sin ella sería imposible la subsistencia, al no ser que convenciesen a su vecino para que le llevase la comida a la cueva(que podría ser), es decir, cuesta imaginarse a un semejante del paleolítico sentado horas y horas en una roca sin hacer absolutamente nada, (tampoco existía la televisión), pero bromas a parte, queramoslo o no, sus necesidades energéticos eran bastantes más elevadas que las actuales.

   Resumiendo, nuestro sistema hormonal, que fue finamente calibrado para hacer frente a un entorno marcado por una alimentación escasa y difícil de conseguir, en la actualidad, con las diferencias tan notables con aquella época ancestral, se encuentra totalmente desbordado siendo el desequilibrio su nota predominante.



 




No hay comentarios:

Publicar un comentario