miércoles, 17 de octubre de 2012

PONGAMOS A DIETA A NUESTRAS BACTERIAS



    Ya hablé en su momento de las bacterias, y como simplemente por número y por los genes que codifican, podrían definir perfectamente al Ser Humano. Pero ahora me hago la siguiente pregunta: ¿qué fue antes la gallina o el huevo...?. Según estudios recientes, los obesos presentan un tipo de flora intestinal distinta a la de las personas delgadas. ¿Qué significa eso?,¿qué la obesidad condiciona a tener una flora intestinal determinada  o tener una flora intestinal determinada te condiciona a ser obeso?. Bueno intentaremos responder a esa pregunta si podemos, y si no, utilizaremos los datos disponibles para sacar algo de utilidad. Ahora vamos a averiguar algo más de esos microorganismos que viven en nuestro interior, y que  como ya sabemos superan en una proporción de 10 a 1 a nuestras células. Algo tienen que pintar en nuestro cuerpo...., ¡digo yo! 

   Son muchas las funciones que la Microbiota Intestinal (MI) realiza en nuestro organismo. Su mayor número se encuentra entre la zona distal del intestino delgado y el intestino grueso, aunque sus efectos alcanzan a todo el cuerpo

    La MI, mediante la fermentación de carbohidratos, como la fibra de los vegetales y los oligosacáridos, produce ácidos grasos de cadena cortaacetato, butirato y propionato en una proporción de 60,20,20 dependiendo del tipo de fibra consumida. Estos ácidos grasos son absorbidos y oxidados. Se estima que alrededor del 10% de la energía del cuerpo se obtiene de éste modo, aunque este dato podría variar en función de la alimentación ,por lo que podría, incluso ser mayor. Mientras que el butirato es metabolizado por los colonocitos (células del colon), el acetato y propionato son absorbidos, y utilizados como substrato para la gluconeogénesis, y síntesis de colesterol y trigliceridos.  Los microorganismos más eficientes para la producción de ácidos grasos de cadena corta son las Firmicutes (hablaremos más adelante de ellas). 
 
    Nuestra Flora Intestinal también controla la proliferación y diferenciación de células epiteliales, la función de las microvellosidades, la motilidad intestinal, la absorción de agua, la regulación hepática de lípidos y azúcares,  así como, la producción de vitaminas del grupo B, Ácido fólico y Vitamina K. Y además de todo ésto, impiden la implantación de patógenos, por distintos mecanismos, como:
  •    El reconocimiento de microbios a los que se ve expuesto tras el parto.
  •    Compitiendo con otros patógenos por el mismo sustrato.
  •   Produciendo sustancias toxicas con el fin de inhibir el crecimiento de otras cepas como son las bacteriocinas (es una proteína que podría funcionar como un antibiótico de corto espectro).
  •    Predación de microbios más pequeños o, parasitismo de los de mayor tamaño.
    Pero la MI debe ser mantenida dentro de ciertos márgenes de seguridad, tanto   en cantidades de gérmenes, como de los diferentes tipos que existan, evitando que escapen de la vigilancia del sistema inmunológico,  y puedan entrar en contacto con los tejidos profundos y ocasionen daño. El Epitelio de la mucosa intestinal posee potentes mecanismos de defensa que le permiten mantener su integridad y la de todo el organismo, al mismo tiempo tienen la capacidad para discriminar entre patógenos y comensales. En Epitelio Intestinal hay una barrera física formada por  una mucosa (moco epitelial), que  lo protege de bacterias y de la acción de la digestión, constituida por glicoproteínas mucinosas que contribuyen a la formación de una película gelatinosa sobre la superficie epitelial que sirve de nutriente para la microflora y receptor de toxinas microbianas.

   El tracto gastrointestinal es uno de los órganos, desde el punto de vista inmunológico más activos del cuerpo humano modulado principalmente por la acción de la MI. Las interacciones entre la mucosa, la microflora  y el tejido linfoide asociado con el intestino (GALT) son fundamentales para defendernos de  la invasión patógena y la infección. 
 
    Se dice que en la mucosa intestinal existen más terminaciones nerviosas que cualquier otro tejido en el organismo y cuando se está bajo estrés, se produce liberación de noradrenalina y cortisol en la luz intestinal, lo cual reduce el número de bacterias comensales y hace que los microorganismos con potencial patógeno aumenten su número y virulencia. 

    En personas sanas, las bacterias comensales inducen cierto grado de tolerancia inmunológico  en contraste con la reacción inflamatoria agresiva que se produce frente a patógenos ajenos a la flora normal.    


    Las bacterias beneficiosas en nuestro sistema digestivo, toman a su servicio, el tejido linfoide de la pared intestinal, que participa de la producción de grandes cantidades de linfocitos e inmunoglobulina. Por ejemplo, en la pared celular de la bifidobacteria hay una sustancia llamada muramil, que es un dipéptido que activa la síntesis de linfocitos. Los linfocitos en la pared del intestino producen inmunoglobulinas, y la más importante en el intestino es la inmunoglobulina A (IgA), cuyo trabajo es proteger las membranas  mucosas  destruyendo e inactivando bacterias, virus, hongos y parásitos invasores. Las bacterias beneficiosas, además de estimular la producción de IgA, reducen su degradación  y permiten que éste tenga más tiempo para realizar su trabajo. 

   Parece ser que en niños y adultos con autismo, déficit de atención e hiperactividad, asma, eccema, alergias, etc la IgA es deficiente y presentan anormalidad en su flora intestinal, lo cual implica que la pared intestinal tenga una baja capacidad para defenderse a sí misma de hongos, virus de vacunas o del medio ambiente, bacterias y parásitos.

   Los linfocitos no son las únicas células inmunes que deben estar presentes en las paredes intestinales. Cuando hay una deficiencia de bacterias beneficiosas del intestino, otros grupos de células inmunes, como los neutrófilos y macrófagos, tampoco pueden realizar su trabajo correctamente. Estas son las células que se reúnen en los tejidos infectados e inflamados para limpiarlos, tragando y destruyendo virus, toxinas, bacterias y desechos celulares. Pero el problema no sólo ocurre a nivel intestinal sino que todo el sistema inmune se desequilibra.   

    Las principales bacterias corresponden a tres grandes familias: 
  •      Firmicutes (gram-positivos), que incluye más de 200 géneros siendo lo más importantes los Micoplasma, Bacillus y Clostridium
  •      Bacteroidetes (gram-negativos).
  •      Actinobacterias (gram-positivos). 

       Cada persona presenta una microbiota intestinal única, con una gran variabilidad en su composición entre distintos individuos. Al momento de nacer, el intestino es estéril y se coloniza completamente durante el primer año de vida. Existen diversos factores que van modulando la composición de la microbiota a lo largo de la vida: en un primer momento, por el tipo de parto (parece ser que los nacidos por cesárea tienen mayor cantidad de Firmicutes) y la lactancia materna, y posteriormente por la dieta, y factores ambientales dentro de los cuales destaca el uso de antibióticos


      Parece ser la MI en obesos es distinta a la de personas delgadas lo que tendría repercusiones en la manera de extraer energía de los alimentos, el metabolismo de ácidos grasos, la síntesis de hormonas intestinales,  y la regulación de los depósitos corporales de tejido adiposo.


     Se ha podido establecer que las personas obesas  presentan una mayor proporción de Firmicutes(gram-positivos) y  menor proporción de Bacteroidetes (gram-negativo). Parece ser que un   aumento en la realación F/B, predispone a la obesidad. En concordancia con esto, se ha demostrado que los pacientes diabéticos tipo 2 presentan igualmente una mayor proporción F/B y ésta proporción es mayor a medida que la enfermedad y el control glicémico se deteriora. 

        Estudios en ratones, han demostrado que aquellos que carecen de microbiota intestinal (ratones axénicos) requieren aproximadamente un 30% más de alimento que los ratones convencionales (colonizados con microbiota intestinal). El mismo efecto se ha constatado en humanos, en quienes el metabolismo bacteriano contribuye a optimizar la extracción calórica de los alimentos, es decir, el proceso de colonización del intestino además de mejorar la extracción energética de los alimentos, aumenta la capacidad de almacenamiento de esta energía en los adipocitos.

    Las sustancias no digeribles, que al ser consumidas en cantidades suficientes estimulan la reproducción y actividad de cierto tipo de microorganismos de la flora, dando beneficios al huésped, son denominados prebióticosLos más conocidos son la inulina y la oligofructosa. Los mejores parecen ser plátanos,  yogur, puerro, esparrago, achicoria, cardo, alcachofa, rábano, tomates, cebollas, ajos. etc. Los probióticos, en cambio, son microorganismos vivos que al ser ingeridos en cantidades suficientes ejercen beneficios sobre el huésped, del mismo modo que los prebióticos. Es decir, algunos alimentos tienen la capacidad de nutrir a nuestras bacterias para obtener con ello un beneficio extra. Luego veremos la diferencia entre nutrir y cebar.

  Visto todo esto, volvamos a la pregunta del inicio, ¿qué fue antes la gallina o el huevo?.Para intentar responder, no nos queda más remedio que volver nuevamente a nuestros ancestros.


   Parece ser que una caloría no es igual para todo el mundo, al no ser que carezcamos de bacterias intestinales, algo por otro lado es imposible.  Así pues, para saber cuanto nos engorda una caloría, deberemos preguntárselo a nuestras bacteria, y dependiendo de su número y composición tendremos una u otra respuesta.  Es decir, si nuestras bacterias tienen mayor número de Firmicutes entonces esa caloría puede ser mayor, porqué ellos están especializados en obtener energía de alimentos, que de otro modo serían desaprovechados por el ser humano, como puede ser la fibra soluble. Significa pues, que una alimentación rica en hidratos de carbono no solo proveerá de energía a nuestras células sino que también lo hará con nuestras bacterias, que como agradecimiento al huésped, esa parte inservible se la reintegrará en forma de monosacáridos y ácidos grasos de cadena corta (aunque también  vitaminas, como la B12, K, Ácido Fólico, etc), lo que  aumentará el valor energético de los alimentos.

   Esto que podría ser maravilloso,  se ha convertido en un arma de doble filo.  En nuestro pasado como cazador-recolector, el ser humano, para comer tenía que cazar, y ésto no siempre fue una tarea fácil y sencilla. Si cazaba comía y si no lo hacía, tenía que buscar lo que fuese para alimentarse, recolectando frutos, frutos secos, raíces  vegetales, o incluso comiendo insectos, etc. Esto significa que el ser humano tuvo que pasar días de ayuno, o con muy poca comida. Y es en este contexto donde nuestras bacterias alcanzan su máxima expresión, pues ellas ayudaban a que pudiéramos aprovechar al máximo la energía de los alimentos que consumía. Pero hoy en día éstas mismas bacterias siguen realizando aquella magistral labor, y aquí es donde está el problema.

      Nuestra alimentación referenciada a los Hidratos de Carbono y Azúcares, donde se come constantemente, sin dar tregua a nuestro organismo más que alimentar a nuestras bacterias las está cebando, por lo que no dejan de crecer, y ellas a su vez nos devuelven  más y más energía de los alimentos, que acaban  almacenándose como grasa. Este es el circulo vicioso que está conduciendo al ser humano a una auténtica catástrofe.

   Todo lo expuesto aquí, es una simplificación de las funciones que la  MI realiza, pero creo que nos da una idea clara, que hasta las funciones positivas ejercidas en un momento determinado de nuestra evolución, pueden no serlo tanto en otro momento. Además hemos de tener en cuenta, que nuestra alimentación no solo nutre a nuestra bacterias simbióticas, sino también, a otras no tan amigables. La modificación de nuestra flora junto con el sobrecrecimiento bacteriano, están dando al traste con el equilibrio que fue finamente tejido con los hilos del tiempo, lo que está provocando un daño real en nuestra  mucosa intestinal, y como consecuencia de ello una permeabilidad intestinal, de consecuencia desastrosas, como expondré en otro post.

    Creo que es hora de romper con ésta dinámica. ¡Pongamos a nuestras bacterias a dieta!, porque solo de este modo, volveremos a obtener los beneficios que antaño brindaron al Ser Humano. El ayuno, vuelve a recobrar sentido, ahora no solo por nuestra genética ancestral, sino también por nuestras bacterias.
 
    En otro momento profundizaré más sobre éste tema, pero ahora toca algunos renglones en cursiva, así pues, para algunos éste post a terminado.

   Solo cuando se tiene la templanza de mirar al interior, con el sosiego de las manijas del reloj detenidas, el pensamiento se vuelve fluido. El presente y el pasado se combinan en una secuencia de imágenes que se suceden  agitando el alma. Mientras, el cuerpo yace tranquilo, mudo testigo que encierra el bullir de las emociones que lo inundan todo y pugnan por liberarse a través de nuestros poros, dejando escapar de vez en cuando un escalofrío que recorre la piel.

  Es en este momento, cuando el ser deja atrás las contingencias del mundo y se adentra en lo más intimo de su naturaleza, donde los recuerdos dejan de ser imágenes, para alcanzar la consistencia más sutil de la sensaciones. La sensibilidad lo envuelve todo y en sus cálidos brazos nos transporta, al mundo de los sueños...

   
  Poco a poco, la sensibilidad abandona perezosamente el mundo onírico y retoma el control de los sentidos. El viaje ha sido corto en el tiempo, pero profundo en nuestro interior, viejos recuerdos que fueron desempolvados, muestran una rejuvenecida vigencia, reclamando el espacio que su día les convirtió en vivencias perdurables, mientras, otros del presentes pierden su brillo y se difuminan en el lienzo de nuestra vida.. Con tranquila resignación contemplo esta escena sabiendo que el presente impasible lo devolverá a un rincón oscuro y apartado de la memoria. 

   Mas no se trata de un proceso baldío, todo lo contrario; poner en  orden determinados momentos de nuestra existencia supone volver a tomar las referencias que el paso del tiempo ha podido borrar, y así de éste modo, avalar que nuestro presente no pertenece al capricho del momento, sino a la proyección sin fisuras de una existencia integra.



  
 
   





7 comentarios:

  1. ¿Qué se puede hacer cuando no hay más remedio que tomar antibióticos? En mi caso, el embarazo (estoy de 27 semanas) ha reactivado un asma con una infección respiratoria (hacía más de 10 años que no tenía un brote ni tomaba antibióticos de ningún tipo, lo más extracto de propóleo, gracias a los cambios en mi alimentación), por lo que he necesitado tb del ventolin al menos de momento durante una semana (al comienzo del embarazo tb tuve que tomar antibióticos por una infección fuerte de orina). Estoy tomándome un probiótico de 8 cepas dos veces al día alejados 3horas del antibiótico para intentar minimizar los daños y no he dejado de tomarlo durante todo el embarazo y no tomo gluten, lácteos ni soja. Me preocupa que esto pueda afectar a la salud de mi niña.
    Un saludo.
    Luisa

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    1. No debes preocuparte ante todo; los antibióticos pueden ser de muchos tipos y seguro que los recetados son los adecuados, pues como sabrás lo hay peores y mejores para las embarazadas.

      Yo entiendo, que de todos modos, sientas cierta preocupación, pero tienes que procurar tranquilizarte, el estrés, y la ansiedad sí pueden influir, y mucho en el estado del feto. Existen infecciones que han de ser curadas, pues podrían llegar a ser peligrosas para tu futuro bebe y no queda más remedio, en muchos casos, que tomar los dichosos antibióticos.

      Pero dicho ésto, creo que estás haciendo lo posible por minimizar los efectos secundarios que los antibióticos pueden producir. Haces bien en tomarlo alejados por lo menos 3 horas de la toma del antibiótico, y además 15 o 20 minutos antes de las comidas. Pero asegúrate que contenga la cepa Lactobacillus Acidophilus dds-1, ya que parece ser que coloniza mejor el cuerpo que otras bacterias. Además incluiría muchos alimentos ricos en fibra soluble, como los mencionados y reduciría al máximo los alimentos ricos en azúcares, que tengo la sensación que ya realizas.

      Lo que sí es importante saber, es porqué tu sistema inmunológico se ha resentido, es normal que con el embarazo, pueda bajar, pero mira que el estrés no esté detrás de tus infecciones. Un saludo a ti y a tu pequeña!

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  2. Muchísimas gracias por tu respuesta, pues la verdad creo que el aumento de estrógenos está detrás de esto pues la verdad es que estoy llevando el embarazo relatívamente bien no he tenido vómitos, mareos, he realizado mi actividad habitual y mi rutina de ejercicios (pesas y algo de bici estática) pero tomándome las cosas con calma. A causa del embarazo se me han desarrollado 3 miomas que antes no existían y si noto más sensibilidad de tipo alérgico y alteraciones en el sueño. Además de lo mencionado antes en cuanto alimentación no tomo alimentos ni bebidas azucaradas (tampoco zumos), lo más chocolate al 85% de la marca auchan que es el menos carbohidratos he encontrado y que tomo de vez en cuando.

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    1. Los miomas sí podrían ser por un aumento de los estrógenos a causa del embarazo, lo más normal es que su tamaño disminuya después del mismo.

      El sueño es normal que lo tengas más frágil dado tu estado de embarazo, y por último, ¿sabes como están tus niveles de vitamina D?, es importante que alcancen por lo menos 40 ng/ml; tus infecciones podrían deberse a niveles bajos de ésta vitamina. Según estudio realizado por la pediatra Dra Carol Wagner y presentado en la Pedriatic Academic Societies, celebrado en Canadá sugiere que las mujeres embarazadas deberían consumir 4000 ui de vitamina d, para evitar partos prematuros e infecciones, no se si será tu caso, pero puedes intentar que te hagan alguna analítica para saberlo. Espero haberte ayudado.

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    2. Te cuento, antes de quedarme embarazada tenía los niveles de vitamina D3 (25oh) en 59.80ng/ml. Ahora no sé qué niveles tengo pero he estado tomando durante todo el embarazo alrededor de 5400 UI (contando con la cantidad que trae el multivitamínico) diarios, no tomo lácteos pero sí suficiente grasa como ghee, huevos enteros, coco, frutos secos, aceite de oliva...procuro al menos durante 3 días a la semana consumir caldos de hueso y elementos gelatinosos y los probióticos a fín de mantener mi flora intestinal en buenas condiciones...

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    3. Luisa, ahora después de haber leído lo bien que estás haciendo todo, me ratifico en lo ya comentado. No debes preocuparte en absoluto, creo de veras que estás haciendo todo lo posible por llevar un embarazo perfecto. Ni te pregunto por el Omega 3 pues estoy convencido que también tomas. Si practicas algo de meditación ya para sobresaliente alto :-)

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  3. Pues sí tomo omega tres diariamente (2250mg de EPA+DHA):), y bueno esta semana me controlaré los niveles de vitamina D a ver cómo andan, si todo está normal será cuestión de tener paciencia y ya está, por lo menos sé que estoy poniendo lo que puedo de mi parte. Muchas gracias por todo, me encanta y sigo tu blog.

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